CARMEN CALVO. “A mí no me repotenció el ego ser ministra”
Una parte importante de su vida gira en torno a un consejo que le dio su madre: “cuando estés en las cosas, concéntrate, que sólo exista eso”. Sobre estas palabras la exministra socialista, ahora de nuevo profesora universitaria, ha desarrollado un aprendizaje que la estructura mentalmente y con el que sortea los cascotes de la dispersión que bombardea nuestro tiempo. Carmen Calvo tiene una vida nueva en varios escenarios -Cabra, Córdoba y Madrid- en la que debutará como abuela de un niño dentro de pocos meses. Aunque asegura que su viaje no está fuera sino dentro de ella, algo de lo que se ha dado cuenta a tiempo y por lo que ha puesto rumbo a su conciencia y autenticidad. Desde la placidez de su elegante ático cordobés, nos ha hablado de su vida con los alumnos de Derecho –de todos los cursos y a los que imparte desde Derechos fundamentales hasta Igualdad- de su antigua vida como ministra o de feminismo, con el bajo continuo de una crisis que esta ilimitada oradora ve como “una versión moderna de la guerra pero sin sangre. La apoteosis de un mundo que se está transformando totalmente y al que la política no sabe responder”.
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CON-CIENCIA
La ciencia es un arma cargada de futuro. Lo saben todos menos el Gobierno de España, que al no estar a la altura del conocimiento sigue gastando millones de euros en otras sofisticadas armas, las destructivas, y recortando de casi lo único que construye, tiende puentes y hace avanzar a cualquier sociedad: la investigación. O el I+D+i, ustedes mismos. El viernes se celebró simultáneamente en 350 ciudades europeas La noche de los investigadores, un acontecimiento que también ocurrió en el sur del continente y por vez primera en Córdoba. Una fiesta de la ciencia en la que profanos ciudadanos escucharon microcuentos de boca de científicos vestidos para la ocasión con la bata de la divulgación.
DELITOS Y MÚSICA
Existen dos generaciones en España que han crecido con música en directo a dos pasos de casa. Nativos tanto de grandes conciertos como de la lluvia fina que cala desde los circuitos de salas con música en vivo, también cantera de grupos locales. Córdoba nunca ha sido referente en estas cosas como Granada o Málaga, pero aquí no han faltado ni bares proverbiales -Level, B18, Surferrosa, Freaktown- ni gente inquieta que quisiese ofrecer algo más que cerveza y cubatas en sus locales: cultura a pie de barra.
Aunque no falla. Es llegar el PP a cualquier Ayuntamiento y aparecer los apercibimientos las multas, los precintos y en muchos casos, el cierre de los bares con música o cualquier actividad en directo. Aquí ya ocurrió con el alcalde Merino en el 95, lo recordarán bien los usuarios de los bares del Viaducto, y vuelve a suceder ahora. Curiosamente esto es algo que nunca ha afectado ni a una cruz de mayo que truena durante cuatro días, ni a la semana de cornetas y tambores, ni a las múltiples verbenas populares, ni a los petardazos de las romerías a las ocho de la mañana de un domingo, ni a las campanas que en vez de llamar a misa parecen anunciar un bombardeo. Nada de eso molesta a nadie. Pero a los conciertos en bares insonorizados y a horas conciliables con el descanso, claro que sí.
Una ciudad sin la música de su tiempo es una ciudad triste. En Córdoba estallaría su potencial economía creativa, lo único que no es una burbuja, a la más mínima oportunidad, lo que podría paliar la gran diáspora de jóvenes con talento. Me cuentan que el gobierno municipal está dispuesto a tratar el tema de la música en vivo en los bares. Ya les vale porque anunciaron posicionar a Córdoba como ciudad de conciertos el pasado febrero, durante la asamblea general de la Asociación de Promotores Musicales de España celebrada aquí. Mientras se deciden, existe una plataforma que lucha por ello: ‘Música es vida’. Búsquenla y ayuden a hacer de ésta una ciudad un poco más feliz.