blog - artículos, entrevistas, reportajes y crónica de marta jiménez

MAX ESTRELLA






































Si cualquiera de las cinco ciudades competidoras a ser Ciudad Cultural acogiera mañana la gala de los Premios Max, nos tiraríamos de los pelos. Saldrían sapos y culebras de todas partes hacia nuestros gobernantes por haber perdido semejante ocasión en semejante momento. Intuyo que es justo lo que estará ocurriendo en las capitales enemigas íntimas.

Pero será  Córdoba la que extienda mañana la alfombra en el Bulevar para la fiesta del teatro español. Antes, destapará su caja negra el Teatro Góngora, ese nuevo espacio en la azotea del edificio restaurado por Rafael de la Hoz, con el buen augurio de acoger los “Maximinos”, antesala a estos premios del teatro y la danza. Puede que todo ello sólo sea una mínima pieza del engranaje que trabaja por nuestro objetivo capitolino, pero  es un fragmento que encierra alta cultura y proyección, en la 2 de TVE nada menos, con las dosis justas de fuegos artificiales.

¡LIBROS! ¡LIBROS!



No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro”. Con estas palabras Federico García Lorca inauguraba la biblioteca de su pueblo, Fuente Vaqueros, en 1931.

Decía tener más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos libros?

Eso mismo se preguntan los internos del Centro Penitenciario de Córdoba. A muchos les ha ocurrido una de las pocas cosas extraordinarias que pueden suceder entre esos muros: los libros les han cambiado la vida. “Leer nos saca el sentido común”, contaba esta semana Rafael, un interno  unido  a uno de los clubes de lectura de la prisión. Allí descubrimos como cada renglón es una rendija de libertad para cualquiera privado de ella. Y que es oro el tiempo dedicado a la lectura frente al nuestro, que es hierro.

Aquel día en la cárcel con Lorenzo Silva un interno me pidió un regalo, mi ejemplar de “La estrategia del agua”. Me gustó que alguien tratara a este objeto como si pesara muchos kilates. No sólo se lo di, sino que Lorenzo prometió enviar toda su bibliografía a una exigua biblioteca que, si bien es surtida desde el exterior, nunca es suficiente ante el ansia devoradora, sobre todo, de ficción.

Porque es la ficción la que ha devuelto la fe en la vida a muchos en un lugar falto de luz. Uno deja de estar solo con un libro y no hay mejor fomento de lectura que ése. Lorca lanzaba en su pueblo: “¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: amor, amor”. Córdoba ya vive su primera feria de mayo, la del libro en el Bulevar de las letras. Y somos unos privilegiados porque seguro que en alguna de las estanterías de las 41 casetas, hay un libro escrito para nosotros.

FOMENTO DE LA LECTURA (por Lorenzo Silva)




Por cortesía de Marta Jiménez, espléndida periodista de la SER de Córdoba, os pongo el enlace a un documento de audio donde tenéis, completa, una lección que recibí ayer. Si a vuestras ocupaciones podéis sustraerles 50 minutos, os aseguro que los sumaréis a vuestra vida, a vuestro conocimiento y es posible que a vuestra memoria.

El programa completo, emitido ayer por Radio Córdoba, está aquí

La lección la imparten cuatro reclusos de la prisión de Córdoba, y entre los cuatro dan forma a la mejor campaña de fomento de la lectura que soy capaz de imaginar, a años luz de las siempre insuficientes (y a veces desganadas) que intentan con tan poco éxito las instituciones. Si alguien trabaja en una concejalía o una consejería o un ministerio que tenga que ver con la educación o la cultura, si trabaja con chicos o adultos de esos a los que cuesta convencer de que lean, aquí tiene una herramienta inmejorable que Marta nos regala para que la usemos.

Gracias a ella, a ellos, y a los que la escuchéis y leéis esto.

Abrazos.