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Marta Jiménez/Elena Medel: CÓRDOBA, TRAS EL SUEÑO TRUNCADO DE 2016


Conversar unos minutos con sus autoras aviva las ganas de leer “Córdoba 2016: El viaje a ninguna parte”. No sólo porque la recta final de la candidatura cordobesa a Capital Europea de la Cultura tenga tintes de thriller conspiratorio, que también, sino porque en sus voces se resumen diez años de un proyecto ilusionante y decepcionante al mismo tiempo. Un capítulo agridulce de la historia de nuestra ciudad que cada una vivió desde su posición y en diferentes momentos de la misma. Marta Jiménez, como periodista, estuvo relatando esta aventura desde que echase a rodar. Por su parte, Elena Medel fue la encargada de componer el relato que la delegación cordobesa defendió ante el Comité de la Selección de la CEC. El libro es el reflejo de cómo esta ciudad se volcó con un proceso que, según sus autoras,  en su última fase estuvo plagado de irregularidades y poco tuvo que ver con la cultura.
Texto: Aurora Rodríguez / Foto: Álvaro Peña
“Fue penoso al final, pero durante esos años la ciudad demostró cosas muy positivas que nosotras queríamos reflejar en el libro”

“Córdoba pecó de inocente”

         El libro ‘El viaje a ninguna parte’ analiza el fracaso de la ciudad que optó por capitalidad cultural
         de 2016

 Córdoba 25 ABR 2012 


Ellos no lo sabían, pero quienes estaban en el salón de actos del Ministerio de Cultura el 28 de junio de 2011, formaban parte de una obra. La ministra y exalcaldesa de Córdoba, Rosa Aguilar representaba un papel; el actual regidor, José Antonio Nieto, y su inmediato antecesor, Andrés Ocaña, otros dos. Técnicos, políticos, artistas, redactores, fotógrafos… Todos eran héroes de un drama griego en busca de un vellocino de oro que se convirtió en quimera: la obtención de la capitalidad cultural europea en 2016, a la que Córdoba se postulaba como favorita y que finalmente consiguió San Sebastián.

Aunque tampoco lo supieran entonces, la periodista Marta Jiménez y la escritora Elena Medel, presentes en el salón del Ministerio, también encarnaban sus respectivos personajes, como reportera y asesora cultural. Pero, como a veces ocurre en el teatro, ambas optaron por salir de la representación y convertirse en narradoras. Dos cicerones que cuentan la enrevesada historia de cómo 

DUELO


























El duelo es un proceso psicosocial que se pone en marcha ante cualquier tipo de pérdida. Los psicólogos suelen dividirlo en tres fases: la primera de shock, la segunda de preocupación y la tercera de resolución. Córdoba vive estos días un duelo colectivo tan unitario como la ilusión pre 28J. Eso sí, con variables emocionales con las que no contábamos pero que intentamos encajar con tanta indignación como dignidad.

Para empezar, a la perplejidad del shock de la fase 1, hay que sumar el sentido de irrealidad que provocó Rosa Aguilar la tarde de marras en el Ministerio de su colega Sinde. Ella fue quien que trajo la negación diez minutos antes de que Manfred abriera la boca y la primera en mostrar su rabia en público al comprobar que no tiene tanto peso en el gobierno de Zapatero como creía. Al shock hay que sumar la falta de política en una decisión también política, a pesar de lo que nos habían contado.

Fase 2. La preocupación va llegando por la pérdida de inocencia que provoca conocer que existen maniobras orquestales en la oscuridad. Y no saber. También por las reacciones desadaptativas de los cainitas que no participaron del proceso y ahora desean destruir a sus anchas. Un ataque a nuestro sistema inmune en un momento de debilidad provocado por pocas bacterias. Menos mal que llegarán los sanos leucocitos autocríticos,...

RESILIENCIA AZUL


Si uno quiere construir un barco, no debe empezar a hablarle a quien le va a ayudar a hacerlo ni de las herramientas ni de los presupuestos ni de los planos. Lo primero es compartir con ellos tu pasión por el mar. Y eso es justo lo que hizo la ciudad el viernes, contagiar su entusiasmo por navegar en el mar azul de la cultura europea de la mejor de las maneras, siendo ella misma.

Dijo el presidente del comité de selección por la mañana que habían venido a ver y a escuchar. Pero lo que no sabía el austríaco es que Córdoba les tenía reservadas sorpresas para el resto de los sentidos. La vista la recrearon en la Mezquita con las palabras de los responsables de Casa Árabe y de Casa Sefarad, quienes otorgaron la plena dimensión intercultural que posee el edificio; con el oído, se sobrecogieron con un cante de El Pele y se contagiaron de la alegría de los niños en la calle Imágenes y en Lepanto; el tacto fue el de los claveles azules realizados en papel por los voluntarios de la Capitalidad, que si no estuvieran habría que inventarlos; el olfato, el de las delicias de Bodegas Campos recorriendo sus patios con la complicidad de los cocineros y hosteleros cordobeses por el proyecto y, por último, el sabor del pepino como apoyo al campo andaluz. Hoy creo que todas y cada una de las acciones ciudadanas también lo fueron artísticas.

Las elites de la cultura hablaron al jurado de las huellas de la modernidad que  posaron en la Córdoba de los cincuenta Carlos Castilla del Pino o Equipo 57. también, de las huellas que ellos quieren dejar. Si bien, tengo la sensación de que el flamenco que respiraron los examinadores pesará mucho en la nota final. La complejidad, multiculturalidad e identidad que encierra es un gran sello para la candidatura. Fuera del arte es la resiliencia ciudadana la que me ha tocado la fibra. Dice mi amigo Antonio Manuel que ésta nos define por la capacidad que tenemos de sobreponernos a los contratiempos y salir fortalecidos. Por eso, lo que ocurrió el viernes en Córdoba es aún mejor que ser Capital de la Cultura. Brindo por ello.