El edificio antes conocido como C4 –nacido como una panal blanco a esta orilla del Guadalquivir- representa, como en la novela de Cela, la colmena de una ciudad que vive “una mañana eternamente repetida”. Hasta llegar a su tecnológica fachada-pantalla se partió de una secuencia geométrica muy sencilla “con la que se consiguen múltiples variaciones”, en palabras de uno de sus arquitectos, Enrique Sobejano. Lástima que esta teoría arquitectónica aun no se haya aplicado al contenido y al uso que tendrá el edificio.
HISTORIAS DE LA RADIO
En la película ‘Días de radio’ una familia se sentaba alrededor de un transistor permanente encendido y conocía la realidad a través de él: escuchando noticieros, música, seriales lacrimógenos, concursos o crónicas deportivas y de la alta sociedad. Woody Allen narró como nadie la época dorada de la radio en la América de su niñez, la de los años 40. Y mientras en ese Nueva York real de la infancia del cineasta se radiaban combates de boxeo desde el Radio City Music Hall, en la Córdoba de EAJ-24 (hoy Radio Córdoba) se contaba desde Linares la muerte de Manolete. En ambos puntos del planeta, la magia y la cercanía de las ondas hertzianas estaba en lo local. Ahora, al menos en España, no.
La radio local agoniza en nuestro país. Primero por falta de medios y ahora a golpe de ERE. En Francia se protege legalmente la fragilidad de las emisoras pequeñas frente a los grandes grupos de comunicación impidiendo que por problemas económicos desaparezcan o tengan que integrarse en cadenas nacionales. En EEUU, con modelos de prensa a años luz de los europeos, el de la radio va desde la periferia al centro: la agrupación en cadenas se realiza a partir de las emisoras locales, pensándose más en el modelo a desarrollar que en qué institución (política) concede las licencias.
Frente a lo planetario, lo local evoca, como dice Balandier, aquello que se puede ver, tocar y ser comprendido. En lo local se construye la personalidad social y, por eso, en las autopistas de la comunicación de este siglo se escribe cada vez más con tintes locales. Pero la radio prefiere llevar las luces cortas e ir por carreteras secundarias para aligerar el peso de sus voces. Así que no será el video ni el cine ni la tele quien mate la estrella de la radio, es Saturno quien está devorando a sus propios hijos acabando con el modelo de radio local. Mis por siempre compañeros de la SER callarán sus micrófonos mañana para gritar llenos de rabia y de tristeza. Vayan estas líneas por ellos y por ese lugar mágico llamado Radio Córdoba.
EL INSURRECTO
Verano del 89 en La Axerquía ¿O era primavera? Los tíos se colaban saltando la valla de piedra con una litrona en la otra mano, mientras que nosotras, también con litrona, pagábamos religiosamente las 300 pesetas de la entrada –¿o eran 500?– por miedo al ridículo. Sobre el escenario de una noche memorable, sin decorados pintados ni jaulas ni cacharrería hidráulica, Manolo García y Quimi Portet lo dieron todo en un primer concierto en Córdoba que aún perdura en su memoria y en la nuestra. Aquel público caliente de los ochenta hizo que García se derramase encima litros de cerveza, que sacase un saco con 20 kilos de plumas con las que formó una nube surrealista en un teatro en el que acabó tirándose en plancha sobre los primeros de la fila. La felicidad de los recuerdos es proporcional a las bondades de las mentiras de la nostalgia.
DISPARATES 1
Medina Azahara está rodeada de incultura. También de política destructiva, porque lo uno es lo otro: la grosería de las parcelaciones, del expolio, del desconocimiento y del desapego. Si la Mezquita tiene al enemigo dentro, la iglesia, Medina lo tiene fuera y muy cerca, en la espalda de casi toda la ciudad de la que fue espejo, a pesar de que el mundo exterior -árabe, cristiano y judío- la valore y premie por su pasado y por su presente.