blog - artículos, entrevistas, reportajes y crónica de marta jiménez

BESOS PARA TODOS


María de Medeiros
Teatro Góngora
Viernes 17 de mayo.

Leo Montana, teclados
Ricardo Feijao, Bajo
Edmundo Carneiro, Percusión 


La historia de Hollywood está llena de actores y actrices que cantan y de cantantes que actúan. La políglota María de Medeiros pertenece al primer grupo por mucho que nunca deje de ser una actriz sobre el escenario, dando rienda suelta en la música a su europeísmo hablado y un eclecticismo que va de la bossanova al blues, pasando por el fado y el flamenco. El viernes presentó ‘Pajaros eternos’ en Córdoba, el disco en el que debuta como compositora, y dijo sentirse muy emocionada por cantar en la ciudad en la que lo grabó (en Eureka, el estudio de Fernando Vacas) y en donde se enamoró del salmorejo, de Bodegas Campos y del bar Automático.
En su vuelta a Córdoba con esos pájaros comenzando a volar, Medeiros transformó el Góngora en un cabaret  lleno de canciones en español, portugués, italiano e inglés, a cada cual correspondía un cuadro o ilustración de artistas como Mariscal, Marjane Satrapi o Juan Clemente, proyectándose como fondo de escenario. Un poema de Moravia, ‘Mi butto’ (me tiro), sobre una chica suicida que no acaba de suicidarse, y la ‘Balada del Suicidio’, de Pasolini fueron las que más conectaron con los tiempos modernos en una noche en...

PATRIMONIO INTERESTELAR



Había una vez un grupo de pop que prometió realizar un viaje espacial en directo con espectadores haciendo de pasajeros. El fin era ponernos a todos a salvo. Decidieron experimentarlo en un teatro de Córdoba con nombre de “poeta extraterrestre”, según el locutor Johnny Lost: el Góngora. El resultado fue lo que cada pasajero que metió la ficha en este carrusel espacial quiso sentir: unos bajaron en un planeta, otros en astros a millones de años luz y los hubo que se quedaron dando vueltas como un satélite. Lo que todos tuvieron en común fue que traspasaron la atmósfera en dirección a las alturas, gracias a las canciones de ‘Un nuevo orden’ y al entramado que las ha creado, los intergalácticos Prin’ La Lá.
Un exclusivo Cabo Cañaveral que se decoró con un telón de plástico y flores digno de Tim Burton, tuvo como telonero del despegue a Bruno Galindo. El periodista de El País realizó en directo una emisión de su programa ‘Lost Track’, pinchando música de Bowie, Beatles o Uri Geler, e invitando a subir al lunático Johnny Lost, un locutor “que contaba las noticias del futuro desde una emisora del pasado”.
Acto seguido apareció el grupo-astronauta. Las tres adolescentes-jóvenes cantantes vestían de negro encapuchado en honor a Edward Gorey, maestro de Burton, y lo primero fue un descubrimiento: lo extraordinariamente que han evolucionado sus voces blancas. Canción a canción, las activas voces de Macarena y Blanca sumadas a la de ultratumba de Isa, fueron tejiendo un relato sobre raptos interplanetarios, sobre la tierra vista desde el espacio como un caos mundial, sobre portales sigma que las devuelven a casa o sobre sentimientos de amor y esperanza a través de la carta de su abuelo. Las sensaciones de su último disco multiplicadas por mil en un directo que llegó a tener a 13 músicos en escena, la mayoría chicas. La cuerda, el viento y la percusión añadieron en concierto el detallismo de los arreglos de su inclasificable obra. Eso sumado a efectos especiales diseñados por Colin Arthur y a las videocreaciones de Jackdopller, lograron romper la sensación espacio/tiempo.
Es curioso como delante de Prin’La Lá sientes que no has escuchado nada parecido, pero a la vez las canciones te recuerdan a muchas cosas a la vez. Por ejemplo, ‘Kiss the future’ tiene algo de ‘We will rock you’, y sobre lo demás sobrevuelan los Beatles, Pink Floyd, pero también PJ Harvey y Bjork, con el sello del pirata espacial Marsuf/Fernando Vacas, creador de agujeros negros tan vaporosos como ‘Gregorian’. Prin’ La Lá es un mundo dentro del pop. Un mundo que tal vez descifran mejor en Japón o en la luna que aquí. O no, quién sabe. La respuesta...