blog - artículos, entrevistas, reportajes y crónica de marta jiménez

EL BELLO VILAS



Barbastro está en Huesca, a 833 kilómetros de Córdoba. Allí nació Manuel Vilas, un poeta y novelista que escribe para que la gente se enamore. A 8 horas y 8 minutos en coche de allí, según Google Maps, frente a El Corte Inglés de Córdoba, está la sede de La Bella Varsovia. Una editorial agitadora que también publica libros de poesía para que la gente ame. El amor por la literatura conectada con la cultura popular, el pasarlo bien y el siglo XXI ha hecho que las Bellas y Vilas se encuentren y procreen una criatura en forma de dietario.
El otoño traerá ‘Listen to me’, un libro de rarezas de Manuel Vilas, quien, como buen líder frustrado de una banda de rock, elige este formato similar al de las versiones de músicos divinizados para guardar y ordenar un puñado de artefactos: reflexiones personales, microcrítica literaria, opinión sobre la actualidad, relatos breves y aforismos. La descripción de lo que ve aunque no sepa muy bien lo que ve en un libro con estructura de caos. “Sin miedo, sin envidia, sin maldad”, como le aconsejaban a Bob Dylan en el documental ‘No direction home’. Vilas, a quien otra editorial cordobesa no superviviente le concedió el adjetivo de mutante -o miembro del club de la narrativa española de última generación- no ha flirteado con ninguna de las editoriales emergentes de su tierra y ha apostado esta vez por una consolidada de aquí. Justo igual que los escritores cordobeses de ahora para los que publicar lejos significa mejor.
De esta forma se cumple parte del sueño de Elena y Alejandra para 2013: que La Bella Varsovia se asiente en el panorama nacional como un sello de referencia poética, apostando por autores de largo recorrido. Dice la crítica que Vilas es “probablemente el autor más peligroso de España”. Esta columnista cree que La Bella Varsovia también es la editorial más peligrosa: por su apuesta por la poesía antilírica, por desenmascarar la revolución moral, cultural y política de su tiempo y porque, como Vilas, cree que el amor a todo parece la única salida del laberinto.