“God bless Palomo Spain”. La frase del titular la escribió por la tarde, hora española, en Twitter una espectadora del desfile de Palomo Spain en la Semana de la Moda Masculina de Nueva York (NYFWM). Una afirmación que describe de forma elocuente el entusiasmo que despertó la nueva colección, para el otoño 2019, del modisto cordobés.
“Es uno de los pocos lugares de la tierra en los que uno querría permanecer, si no fuese que el espíritu tiende adelante, siempre más adelante, si es posible fuera del mundo”. Esto es lo que pensaba de Andalucía y dejó escrito el nicaragüense Rubén Darío (1867-1916), un viajero incansable además de gran renovador de la poesía en lengua española, quien recorrió esta tierra en 1904 y plasmó sus sensaciones en el libro de crónicas de sus viajes por Europa, Tierras solares.
Un buen número de instituciones y colectivos preparan para este otoño una serie de actos, entre los que se incluye una jornada internacional, con el fin de recordar y homenajear un extraordinario y desconocido capítulo de la historia de la ciudad ocurrido hace doce siglos: la gesta de más de cien mil cordobeses que, tras ser expulsados del arrabal de Saqunda, hoy Campo de la Verdad, fundaron un emirato andalusí en la Creta del siglo IX que perduró casi un siglo y medio.
Esta es una de las historias del pan nuestro de cada día en Córdoba. O del día de la marmota en idioma de la generación milennial. Patrimonio y memoria perdidos, pasados por la piqueta o muertos por la ruina sin que apenas nadie se despeine. La memoria visual de una de las calles más hermosas de la ciudad amputada porque en Córdoba parece que todo cambia para que todo siga igual. Menos mal que a veces esos fatídicos destinos se quiebran y ofrecen historias con un final medianamente feliz para lo que suele acontecer con el patrimonio en esta tierra de dragones. Como la que nos disponemos a contar.