El realizador José Luis Arjona rueda en un garaje de Córdoba ‘El Cómic, un corto con animación y personajes reales.
Foto: Madero Cubero/Cordópolis |
Existe algo en común entre Microsoft, Apple, HP, Google y Youtube: todas estas empresas nacieron en garajes o en sótanos. Nuestro tiempo ha vuelto a poner de moda estos espacios oscuros, domésticos e independientes que para muchos aun tienen el aroma de la semilla del éxito ya no solo en los proyectos tecnológicos, sino también los creativos y artísticos. Muy cerca de la estación Luis de Góngora de Córdoba, José Luis Arjona, de 29 años, ha montado su productora y estudio, Arjona in Frames. Allí, en el sótano de casa de sus padres y junto a un equipo de diez personas que trabajan por amor al arte, remata su última criatura en formato cortometraje. ‘El Cómic’ es un ambicioso proyecto que desarrolla animación y personajes reales en dos historias paralelas con el trasfondo del cómic y los superhéroes de los años 40.
“La historia gira en torno a dos historias, una real y otra de animación” cuenta José Luis. “En la primera, Félix es un dibujante que tiene en su poder el cómic más buscado de la historia”, (un cómic imaginario que han creado ex profeso para este corto) “y que en un momento dado pierde y empieza a buscarlo de una forma simbólica. En realidad, busca un trozo de sí mismo que ha perdido. Paralelamente contamos la historia que ocurre dentro de ese cómic protagonizada por un detective, Dennis, en el Nueva York de los años 40 que también busca algo: a un amigo suyo, un anciano chino desaparecido”. Ambas son historias de caídas y de resurgimiento. Y de superhéroes, ya que se sitúan en una época en la que el público de los tebeos empieza a darle la espalda a los personajes humanos -detectives, policías, vaqueros o astronautas- a favor de los superhéroes (el personaje de Supermán, por ejemplo nació en 1938). Los dos relatos que une ‘El cómic’ no van entrelazados ni se mezclan a lo Roger Rabitt, ya que cada uno cuenta una historia distinta, pero que sí van cogidos de la mano porque existen paralelismos tanto en la trama como en los personajes.
Fue hace 10 años cuando a José Luis Arjona se le encendió la bombilla sobre un personaje que busca un cómic imposible de conseguir. La abandonó en un cajón “porque le faltaba algo”, reconoce. Ese algo llegó hace dos años tras una traumática ruptura sentimental que sí le trajo algo positivo: unas musas que le hicieron preguntarse al realizador por qué no poner al personaje en una situación similar a la del protagonista del cómic que busca. De esta forma volvió a ponerse en marcha el proyecto en su cabeza aunque para convertirlo en realidad haya tenido que renunciar a mucho. Para empezar, deshacerse de su colección de cómics, figuras, discos, películas y cromos para conseguir 6.000 de los 10.000 euros que cuesta el rodaje.
En el garaje de su casa trabaja junto a otras 10 personas, entre animadores, intercaladores, acuarelistas que dibujan los fondos y otras 30 personas que se suman para el rodaje. Todos trabajan de forma altruista y artesanal en un metraje que busca parecer de la misma época que retrata, los años 40. “Para ello hacemos el trazo a lápiz y después lo montamos de forma digital para hacer la consecuencia de dibujos”, explica José Luis que compara la experiencia con la de la película ‘The Artist’, que, aunque rodada ahora, parece realizada en los años 20. “Queremos crear el mismo efecto”, reconoce.
Arjona comenzó como productor de cortos de terror y de ciencia ficción, una experiencia que le sirvió para darse cuenta de que lo que le gustaba era la dirección. Con el corto ‘En la memoria’ (2009) consiguió cuatro premios internacionales y ‘El cómic es su producción más ambiciosa para la que el 100% de su dinero no alcanza. “La finalización de la producción dependerá de los medios que tengamos. En cuanto podamos hacer el trailer, vendrá una campaña de crowdfunding que esperemos nos permita terminar el corto”. Un proyecto que se cuece día a día en un garaje de Córdoba y que promete ser una lección de la historia del cómic estadounidense.