CRÓNICA DE JUAN MIGUEL MORENO CALDERON JUAN MIGUEL MORENO CALDERON 29/03/201
XIV Festival de Música Contemporánea.
Actores: Marta Jiménez, Rafael Carlos Padilla y Juan Carlos Villanueva.
Solistas de Sevilla: director, Miguel Angel Gris.
Titirimiusik: Director artístico, Joaquín de Haro
El pasado sábado tuvo lugar en el auditorio del Conservatorio Superior uno de los momentos más esperados del XIV Festival de Música Contemporánea, evento auspiciado por los departamentos de Cultura del Ayuntamiento y la Junta de Andalucía y cuyo director artístico es el conocido compositor Juan de Dios García Aguilera. Se trata de la puesta en escena de Historia del soldado , un cuento del suizo Charles Ferdinand Ramuz al que Igor Strawisnki puso música en 1918, convirtiéndose la partitura a la postre en una de las obras emblemáticas del genial ruso, figura esencial en el devenir de la música del pasado siglo. El espectáculo estuvo basado en la película de animación, ganadora de un premio Emmy en 1984, que sobre la obra musical fue creada por el dibujante estadounidense Oscar Robert Blechman. En cuanto al doblaje de las voces en directo estuvo a cargo de Marta Jiménez como narradora, Rafael Carlos Padilla como el soldado y Juan Carlos Villanueva como el diablo. Mientras que la interpretación musical corrió por cuenta del Ensemble Solistas de Sevilla, bajo la dirección de Miguel Angel Gris.
Ha sido una magnífica experiencia multidisciplinar, gestada por iniciativa de Joaquín Haro, director artístico de TiTiRimiusiK, empresa cordobesa dedicada a la producción de espectáculos en los que la música clásica se vincula con la escena (especialmente, la dedicada a los más pequeños), a través de las voces, la imagen, los títeres o el teatro de sombras. En el aspecto musical destaca la calidad interpretativa individual de cada uno de los miembros del septeto hispalense, enfrentados en el concierto a una obra en apariencia sencilla (en la que predomina una escritura lineal fácil de seguir), pero que encierra una considerable dificultad técnica; sobre todo en lo concerniente al ritmo, algo que el conjunto supo resolver de manera contundente y precisa.
Por su parte, los actores consiguieron impregnar de gran verosimilitud y expresividad el contenido del texto de Ramuz, cuajando una representación entrañable y emotiva. Y el trabajo de producción fue resuelto de manera francamente positiva, logrando una magnífica coordinación entre la proyección de la película, la interpretación musical del ensemble y la intervención actoral. Al hilo de lo cual, cabría concluir que esta apuesta por producciones que relacionan la música contemporánea con otros campos del arte, merece ser alentada con todo entusiasmo
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