«Caminar horas y horas sin parar. Recorrer calles de arriba abajo, de abajo arriba. Esa fue mi inmediata reacción cuando me enteré de que padecía el sida. De esto hace ya dos años. Estaba en Nueva York. La infección había comenzado mucho antes, pero soy incapaz de saber cuándo. Al principio experimenté rechazo. No podía creer que me estuviera sucediendo a mí. Entonces me ocurrió algo que le suele pasar a los afectados: intenté olvidar, olvidarme de todo; me fui a México».
El artista cordobés Pepe Espaliú (1955-1993) relató así el primer golpe del virus. Curiosamente fue un tipo especial de neumonía lo que le hizo detectar el sida. Era finales de 1989 o principios de 1990. Una vez asumido, interiorizado y exteriorizado -«enseñar las heridas para así superarlas», como defendía su admirado Joseph Beuys-, solía decir que vivía con sida o en el sida. Su objetivo era desestigmatizar una enfermedad a la que puso en el centro del arte.