Javier Jiménez y Martin Adlung en la sede cordobesa de GrayHats |ÁLEX GALLEGOS

Todo indica que nos dirigimos a un mundo desmaterializado. Cada vez usaremos más y necesitaremos tener menos objetos, desde coches hasta hardware propios. Así será la tecnología del futuro que empieza a ser una realidad en el presente más audaz. Esto significa un mundo de posibilidades para las empresas que sepan gestionar y sacar partido al internet de las cosas. Compañías que asimismo garanticen la seguridad de unos dispositivos que ya están y estarán en permanente actualización.

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