“¿Quién mejor que tú mismo para hacerte una foto?”, opina la periodista radiofónica
La reina de los informativos matinales locales acepta reto de hacerse un selfie por dentro y por fuera
Es imposible leer a María Eugenia -La Vílchez o La Maru para sus compañeros de profesión, con el artículo ‘la’ de las más grandes- sin escucharla. En las respuestas que leerán a continuación oirán su risa, su voz aguda y cantarina, y se contagiarán de su energía vitalista. Esa que para tantos cordobeses significa su despertador en un día laborable, ondas de Radio Córdoba mediante.
La voz de Maru huele a champú y a café recién hecho, sabe a tostadas con aceite (de la Subbética) y mira con los ojos entrecerrados del amanecer. Con más de dos décadas de micrófono a sus espaldas, esta egabrense de pura cepa es tan todoterreno, que igual se mete en un quirófano que en un establo para contar la realidad sin que le tiemble el pulso. Con un pie sobre el asfalto y otro sobre la tierra, mantiene un difícil equilibrio urbano-rural que le ha permitido no despegarse de sus raíces y volar entre las ondas hertzianas para cumplir y conservar un sueño. Ella representa muchos grados en el logro del triunfo. Tantos, que en donde está la noticia, está la Maru.
PREGUNTA. A quién madruga ¿Dios le ayuda?
RESPUESTA. Algunos días, jajaja.
P. ¿Cómo son las calles cordobesas a las seis de la mañana de un día laborable de enero?
R. Uy, oscuras y silenciosas, salvo los jueves y los viernes que a la hora del madrugón todavía hay alguno de marcha…
P. Que tu voz despierte a tantos cordobeses ¿supone un subidón energético diario?
R. Jajaja, no lo sé. No lo he pensado. Es verdad que te pone las pilas que te digan aquello de “me despierto contigo todas las mañanas”, o “contigo no necesito reloj, si cuando das el tiempo no he salido de la ducha, ya voy tarde..” (Afortunadamente la gente es muy prudente y no te dice que te escucha mientras está en el wc, que también los habrá… jajaja ). En el fondo es un subidón, sí. La gente me trata con mucho cariño y eso es un chute de autoestima porque sientes que eres útil. Para la mayoría de los que escuchan a esa hora, la información que le estás contando es el primer contacto con la realidad, y lo que lo que quieren es que les pongas al día en lo que tardan en tomarse el primer café bebido o en llegar de casa al trabajo. Sólo por eso, ¡me merece la pena el madrugón!
P. ¿Cómo empezó todo en la radio ?
R. Por casualidad, como todas las cosas buenas. Pasé de imaginar que hacía programas en la radio, a hacerlos. Mejor o peor, pero a hacerlos… eso sí que fue un subidón. En octubre del 89 convocaron un concurso de maquetas de radio en Radio Lucena y gané. En noviembre estaba colaborando, después vino la SER, los 40, Dial, Radiolé y luego Radio Córdoba y hasta hoy… Da un poco de vértigo, ¡mejor no lo pienso!
P. ¿Lo más difícil de hacer radio?
R. Mantener la comunicación con quién está al otro lado. Que no se pierda la comunicación entre el emisor y el receptor. Los medios te alejan a veces de la realidad, del día a día, te colocan en otro sitio que no es real. Supongo que lo más difícil de todo es no perder la perspectiva.
P. ¿La mejor noticia que has dado?
R. Hum… si es que yo doy muy pocas buenas noticias, ¡jaja!. No, ahora en serio, quizá no sea la mejor de todas pero sí fue una de las que más me impactó. Contar en Madrid, para toda la Cadena, hace algunos años, que el Hospital Reina Sofía había conseguido trasplantar con éxito un corazón a Laura , una bebé de ocho días. Hace unos meses la conocí, tiene 14 años y toda la vida por delante.
P. Fuiste capaz de retransmitir un trasplante desde un quirófano del Reina Sofía (el reportaje ‘Respira’ fue premio Luis Portero en 2010) Eso es ser una pionera del medio, ¿no?
R. No lo sé, eso es ser una inconsciente… La radio tiene un imán tan poderoso y te permite hacer tantas cosas como seas capaz de imaginar. Lo único que pensé es que podría servir para hacer conciencia sobre la donación de órganos. Luego vino todo lo demás. Esa experiencia profesional y personal es fabulosa, pero también te hace replantearte muchas cosas y tiene su impacto en los dos ámbitos.
P. ¿La que más trabajo te costó contar?
R. Las malas las he olvidado casi todas, pero son especialmente duras algunas relacionadas con el caso Bretón.
P. ¿A quien no entrevistarías ni por todo el oro del mundo?
R. Jajaja. No me tientes que tengo algunos candidatos/as, pero me pido el comodín del público… ¡Pasapalabra!
P. ¿Es más de verdad la radio local hecha con pocos medios que la nacional, realizada con grandes equipos para enormes audiencias?
R. A su manera, sí. Es más complicada porque para hacerla con calidad necesitas más tiempo y más medios y eso es justo lo que no tenemos. La radio local para mi debe ser como la que hacía desde la K-OSO, Chris de la mañana en Doctor en Alaska, un gran ventanal asomado al mundo exterior y comunicándose permanentemente con él. Esa radio siempre va a sobrevivir, a lo mejor conviviendo con el 3.0, pero sobrevivirá, quiero pensarlo.
P. ¿Qué hemos hecho tan mal los periodistas como colectivo para que la mayoría lleve estando en precario tanto tiempo, si no en paro?
R. Hemos sido siempre muy individualistas, no hemos luchado nunca juntos. Eso no hace equipo. Pero el gran error es, creo, que nuestra vocación siempre ha podido más que todo lo demás. Y contra eso y el aprovechamiento que las empresas han hecho de ello, no han luchado ni siquiera los que legítimamente tenían que defendernos. Eso es una realidad.
P. ¿Por qué nada ni nadie ha logrado matar a la estrella de la radio? (lo contrario a lo que
cantaban los Buggles)
cantaban los Buggles)
R. Porque como cantaba Sinatra, “I got you under my skin”… La radio está tan dentro de nosotros que forma parte de nuestras rutinas diarias. ¿Quién puede imaginar una vida sin radio, sin música, sin información?.
P. ¿Qué significa ser de Cabra: convertirse en alguien triunfador, hablador, vitalista o un poco de todo?
R. Jajaja, ¡qué grande la pregunta! Si eres de Cabra (capital) tienes garantizada la incontinencia verbal. ¡Nos gusta comunicarnos!, jaja. Bueno, significa que vienes de la provincia y que tienes que demostrar que vales. En Córdoba siempre ha habido, o yo al menos lo he percibido así, un sentimiento muy de capital y de provincia.
P. Tu profesión urbanita siempre ha estado en equilibrio con el mundo rural ¿eres más agro o más eco?
R. Soy muy agro, bastante eco y poco urbanita. Cuando te has criado en el campo los muros de hormigón se hacen demasiado altos para que te llegue el aire fresco.
P. ¿Cual es el secreto para ser tan querida en una ciudad tan poco proclive a reconocer el talento?
R. Vaya, no lo sé. Pero sea lo que sea, es una suerte, te carga las baterías. Es una suerte y estoy muy agradecida.
P. ¿Podrías vivir sin la radio?
R. ¿Cuál de ellas, la de la mesilla de noche, la del coche, la radio de ducha?, jajaja. La radio y yo somos una pareja bien avenida . A pesar de los años, aún nos queremos y nos respetamos mutuamente, aunque tengamos nuestros momentos de dudas y de lejanía. Supongo que no, que me sería muy difícil.
P. ¿Te gustan los selfies?.
R. Ah, ¡me encantan!. Los selfies ya se hacían hace mucho tiempo, pero no teníamos nombre para ello… de hecho daba un poco de pudor reconocer que te habías hecho una foto a ti mismo… la gente pensaba, ¿y ésta de qué va?…jaja. Para mi el resultado de una foto es una ecuación perfecta entre como te ve el fotógrafo y cómo lo ves tu. Cuando posas para los demás, a no ser que sea un Madero Cubero, un Toni Blanco, un A. J. o un Juanma Vacas, siempre sale uno con cara de susto, con la sonrisa forzada, o con cara de que alguien me saque de aquí, así que ¿quién mejor que tu mismo para hacerte una foto? De hecho , si nos dejaran poner un selfie en las fotos del DNI seríamos los más guapos del mundo.