Jorge Drexler en la Axerquía | TONI BLANCO

La boca enorme de una guitarra en el escenario y toda La Axerquía como caja de resonancia. Así construyó anoche Jorge Drexler el efímero refugio del exterior -“de las inclemencias y de las derrotas”- en el concierto número 80 de su gira Salvavidas de hielo. Un asilo de la realidad. Y aunque no sea necesaria ninguna justificación para invitar al uruguayo a cualquier celebración de la vida, la de esta ocasión era cien por cien oportuna en el festival cordobés: su último disco está grabado exclusivamente con guitarras.

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