El puente romano es el tesoro cordobés que más tiempo lleva en uso. El primer puente que cruzó el Guadalquivir
Ustedes perdonen el regocijo. Sé que en un lugar tan muerto de miedo como éste cualquier expresión pública de júbilo resulta sospechosa, pero me voy a arriesgar: Que el Plan de Actuaciones en el Puente Romano y Entorno de la Puerta del Puente y de la Calahorra fuese reconocido con el Premio Unión Europea de Patrimonio Cultural -Europa Nostra 2014- en la categoría de conservación fue mucho. Pero que ahora opte al Premio del Público que convoca la misma organización es un “zas en toda la boca” a los que se le llenaba la misma de granito rosa y de la recién aprendida palabra pretil. Aquellos que tras el hilarante nombre de “crimen de Cuenca”, en el fondo echaban de menos las farolas de gas iluminando un puente ¡de adoquín!, ojo, y que, encima, tendrán la casa alicatada hasta las cejas.
La organización de los premios pide ahora el voto ciudadano “para fomentar el conocimiento y aprecio de los pueblos por su acervo monumental y natural” y pensándolo bien, ese premio ya lo tiene ganado el entorno del río. Porque a pesar de aquellas “altas” críticas que parecían valorar más la reforma del cuarto de baño del vecino que una acción urbanística, Córdoba tomó el lugar desde el día de su inauguración con una alegría y vitalidad de niños, perros, hippies, ciclistas, corredores, turistas con velo y sin velo, novias y músicos, merecedoras de un lugar tan ancestral. La reforma, debates estéticos aparte, estaba hecha para eso: para el peatón. O sea, para el ciudadano. Y esta concepción nunca podrá ser un debate ideológico porque algunas cosas están por encima de este.
Asimismo, la intervención estuvo avalada por las Cartas Internacionales de Restauración y por la Legislación en materia de Patrimonio Histórico vigentes en un territorio donde el pasado siempre está presente. Y ese es un regalo por el que cada generación tiene el deber de iluminar el patrimonio por encima de los lenguajes historicistas que solo copian y no crean. El puente romano es el tesoro cordobés que más tiempo lleva en uso. El primer puente que cruzó el Guadalquivir y el primer puente que esta ciudad tendió al mundo. Para morirse de miedo, sí.