La razón religiosa. Ni la razón conservacionista ni la patrimonial ni la arquitectónica ni la científica. La razón confesional es la que se ha acabado imponiendo en la primera –y espero que última- destrucción física que verán nuestros ojos en la Mezquita-Catedral. La futura puerta, anteriormente conocida como celosía de Rafael de la Hoz Arderius, se abrirá para dar un portazo al respeto por las leyes del patrimonio. Para dejar la imagen de la ciudadanía y de los políticos cordobeses de nuestro tiempo por los suelos, y para devolvernos la imagen de una Consejería de Cultura que vela por los derechos de la iglesia por encima de sus posibilidades.