Visita al estudio del pintor y escultor asturiano-madrileño, que vive y produce en Córdoba desde hace un año, en donde reflexiona sobre su obra y la influencia que ejerce la ciudad en sus creaciones
El artista plástico Carlos Tárdez (Madrid, 1976) se ha propuesto colonizar siete galerías de arte de otros tantos rincones del mundo. Su serie Caballo de Troya -7 esculturas de resina policromada y talla única de madera- han sido enviadas a las galerías a modo de regalo griego. Ocultan un soldado con intención de colonizar y dar visibilidad a la obra del artista afincado en Córdoba desde hace un año. “Ya me han contestado dos galerías de Portugal y Alemania”, relata entusiasmado, “sin embargo aún no estoy en el mapa de Córdoba”, se lamenta. A Tárdez le falta conocer el circuito y a los artistas de la ciudad, algo difícil de conseguir cuando la vida transcurre entre su estudio y la familia. “Pero tengo que hacerlo”, sentencia.