blog - artículos, entrevistas, reportajes y crónica de marta jiménez

PECHAKUCHA




Dice Wikipedia que el onomatopéyico término de arriba deriva de otro  japonés que imita el sonido de una conversación. Estaba equivocada entonces al autocreer que la palabra también nombraba a un evento lanzado al mundo desde alguna obra social euskaldún. Lo que sí intuía desde hace años es que cualquier ciudad que se sienta moderna, que avanza y que se ilusiona por lo nuevo generado desde dentro debe tener al menos un Pechakucha al mes. Córdoba disfrutó del primero anoche, en el Teatro Cómico Principal, en un momento de modernidad por el subsuelo, de nulo avance y de escasa ilusión.
El acontecimiento tuvo y tiene por norma una sencilla estructura de 20×20. Veinte proyectos relacionados con la industria creativo-cultural expuestos en veinte diapositivas o, traducido en tiempo, en 6 minutos y 40 segundos. La filosofía de los 140 caracteres llevada a la presentación de proyectos con el propósito de honrar a esa nueva religión que es la capacidad de síntesis. Pero anoche en Córdoba no se llegó al mínimo y no se expusieron los requeridos 20 proyectos. Ni siquiera se llegó a 16, que hubiese sido como cerrar un círculo, y nos tuvimos que conformar con 10 en total de los que solo 7 eran cordobeses: una iniciativa para promover el uso de la bicicleta, una cerveza artesanal que apuesta por el diseño, una comunidad empresarial que quiere ir más allá del coworking, un huerto urbano, social y ecológico que recupera un solar público de la Fuensanta, un espacio físico para hacer realidad proyectos, una empresa que oferta talleres creativos y un institucional Proyecto Lunar, que debería haber sido cascarón de huevo.
Dicho lo cual y tras 9 años de pechakuchas en ciudades de todo el mundo, el evento se ha convertido en una metáfora de nosotros mismos:  llegamos tarde y mal ya no al futuro, sino al presente. Si a eso lo añadimos que han tenido que venir de fuera para organizárnoslo y que no han participado en este escaparate todos los que son nadie sabe por qué, el resultado es que la parte creativo cultural de la ciudad va a 7×20. Se anuncia que la próxima noche onomatopéyica caerá en 16 y en mayo. Una señal.