Al-Assad tenía que haberse dado cuenta en 2001 que aquella Ciudad Ideal de Medina Azahara, escogida con todo sentido para su primer viaje oficial a occidente, apenas duró un siglo
3 de mayo de 2001. Se inaugura la exposición El esplendor de los Omeyas cordobeses en Medina Azahara. Uno de aquellos actos culturales que iban a salvar la vida de Córdoba hermanándola, otra vez, con próximo oriente. Como la memoria es frágil, no recuerdo bien si Carmen Calvo –entonces consejera de Cultura– regaló al presidente sirio Bashar El Asad una de las corbatas con motivos de ataurique que Vitorio y Lucchino habían diseñado para la ocasión. Aun así, no puedo evitar imaginar a Asma, la rosa con espinas del desierto sirio, ayudando a su marido en el vestidor del bunker-palacio a anudarse el ataurique andaluz mientras masacran a su pueblo.
Al Asad fue recibido en Córdoba como si fuese un santo. No era un mandatario tan oscuro como su padre y por aquel entonces decía querer parecerse al rey Juan Carlos. Occidente era el faro. La leyenda cuenta que hasta monseñor Martínez le permitió postrarse ante el mihrab orientado a Damasco en su visita privada a la Mezquita. El poder volvió a demostrar los pocos escrúpulos democráticos que existen ante determinados intereses y mandatarios. Luego vendría a la ciudad Mussarraf y casi Gadafi. «Me siento cordobés en este instante», llegó a expresar Al Asad en un discurso lleno de hermandad y diálogo de civilizaciones. «Creí que era diferente», dijo Hillary Clinton, al igual que tantos políticos españoles, andaluces y cordobeses, años después.
Los mismos gobernantes que miraron para otro lado cuando fue mejor que Al Asad consolidase su poder en Siria a que ganaran los islamistas radicales. El tenía que haberse dado cuenta en 2001 que aquella Ciudad Ideal de Medina Azahara, escogida con todo sentido para su primer viaje oficial a occidente, apenas duró un siglo. También fue arrasada por islamistas radicales. Al atardecer de aquel 3 de mayo recuerdo que apareció un arco iris en el horizonte. Un compañero periodista me dijo que significaba que estaba naciendo un lama en aquel momento. En Siria y en Europa se ve que no fue.