blog - artículos, entrevistas, reportajes y crónica de marta jiménez

Dramas

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Al pensar rodeados de silencio es que cualquier espacio se convierte en no dramático

‘Cocoon’ es una vieja película de los años 80 que cuenta cómo un grupo de ancianos recobra las energías de la juventud cuando accidentalmente –al meterse en una piscina llena de huevos– se vinculan con extraterrestres. Treinta años después, el términoCocooning significa todo lo contrario. Gente, por lo general joven, que pierde la energía de socializar físicamente a fuerza de quedarse en casa. Ese es el nombre que recibe una nueva filosofía de vida de la que es culpable internet y las nuevas tecnologías, además de la crisis, y que últimamente está de moda en medio mundo (occidental). Los cocooners gritan a los cuatro vientos la máxima “mi casa, mi castillo” (si es que la tienen, naturalmente). Reconozco que mi primer impulso fue adjetivarlos con la traducción literal del inglés (cocoon : capullo). Pero lo retiro.

Ante el aspecto dramático que adquieren nuestras calles cada primavera y por mucho que nuestras raíces sean callejeras, empiezo a pensar que la cultura del espectáculo que nos invade –ya sea religiosa, floral, folclórica, intelectual y, por supuesto, siempre, regada con alcohol– comienza a inclinar a cada vez más individuos hacia la calma, el silencio y hasta la introspección. Por simple y pura reacción. Por huir del caos. Puestos a fantasear, no se me ocurre mejor revolución, siempre que el sofá sirva para leer Madame Bovary en vez de ver Gran hermano VIP y el silencio lleve a meditar y no a hacer compras en la red.

Pero lo que ocurre al pensar rodeados de silencio es que cualquier espacio se convierte en no dramático. Y a la gran mayoría nos gusta demasiado vivir con emociones, a pesar de lo bien que se vive sin exagerarlas. Quien sabe depurar su existencia descubre que a la vida hay que añadirle poco para que sea vida. Es más, todo lo que le añadimos la desvitaliza. Así entiendo que lo feliz de los encierros voluntarios es que enseñan a no aburrirse de uno mismo. Aunque, lamentablemente, estamos demasiado enamorados del drama.

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