Imagine que es espectador en el Festival de San Sebastián. Suponga que entra en el Kursaal 2 para ver una película llamada ‘El Rayo’en la sección Nuevo@s Director@s. La historia real de un marroquí que decide renegar de la sociedad occidental a la que llegó en patera trece años atrás y se monta en un tractor para volver a su país desde La Mancha. Imagine su sorpresa cuando descubre que gran parte de los paisajes de esta ‘road movie rural’ son de Montoro y Bujalance, y que a Hassan, su protagonista, se le rompe el tractor en Nueva Carteya.

Una de las virtudes de cualquier festival de cine internacional es su capacidad para llegar a la localidad de cualquier rincón del planeta. Y aquí, entre Tavernier y Egoyam o Trueba y Martín Cuenca, nos descubrimos ante películas tan entrañables como ésta dirigida por Fran Araújo y Ernesto de Nova. Los abuelos de De Nova eran carteyanos, de ahí viene esa primera conexión con la campiña este. La segunda es Guillermo Rojas, uno de los productores del filme, cordobés pero con productora en Sevilla, Dos de catorce. Todos se marcharon, como Hassan.

Un Hassan al que le ponen subtítulos en la película cuando habla árabe. Muchos en Donosti bromearon con la posibilidad de haber puesto subtítulos a los carteyanos que aparecen en el filme, personajes reales con marcado acento cordobés: el hombre que lo lleva en moto al taller o el parroquiano que le da trabajo. Se me tuerce la sonrisa al pensar que tal vez en eso resida nuestro drama. En que no nos entienden. En que nadie comprende que no tengamos un plan estratégico de nada, y que los pocos que tienen algo claro, sea lo mismo: marcharse. La ciudad que se llevó la capitalidad 2016 posee un festival creado por sus comerciantes –sí, ellos– hace 61 años que les ha dado dinero, repercusión y hábitos culturales. Nuestro patrimonio posee 1.000 años más. Por lo que pasopalabra. Eso sí, ‘El Rayo’ se estrenará en nuestro Festival de Cine Africano.