Hubo una época en la que los oyentes “sentían” la radio. De esta forma tan poética se definía el acto de escuchar un aparato que acompañó a muchos vecinos durante tantas horas de su vida. El otro día nombré aquel antiguo modo de “sentir la radio” delante de una catedrática de lingüística y ella dijo, “qué forma tan bonita de decirlo”. Fue una pequeña burbuja entre lo viejo y lo nuevo. Entre lo culto y lo popular. Pensé que tal vez no era casualidad. Que en una época de miseria y plomo, los ciudadanos poseían la riqueza de sentir al otro, de vivir en comunidad de una forma más plena. Quizás nadie era consciente de nada de eso, ni siquiera de la poesía y la profundidad del imaginario que manejaba.
Guitarra 2035
El Festival de la Guitarra se encierra cada año un poquito más debilitando la luz de su mástil
Durante décadas he vivido con entusiasmo cada edición del Festival de la Guitarra y he sentido como ciudadana que lo que en el fondo importaba es lo que no se veía, lo que quedaba en la ciudad, lo que se construía en el imaginario, la sensibilidad de toda la gente que por aquí pasaba. A día de hoy todo eso se ha convertido en rutina. Da la sensación de que el filtro de su programación es salvar los muebles sin más complicación. Lo que importa ya está muy visto, lo que queda y se construye no se renueva y la sensibilidad la dejaron la mayoría de los que pasan por aquí en (algunas) ocasiones anteriores. De seguir así mucho me temo que acabará muriendo el público sin que el festival renueve su platea.
Politeísmo
La Magna nos quitó el sábado la sensación de que Córdoba había entrado en el siglo XXI, al convertir la calle de La Feria o La Ribera en una postal de 1941
Sé que no existe una sola palabra inocente. El titular de arriba tampoco lo es. Lo que no quiere decir que huya de nuestra realidad. Seguramente el pasado sábado en los planes de Demetrio Obispo y de su órbita estaba la Virgen en general, la que los católicos consideran la Madre. Sin embargo, los que pasaban por debajo de su privilegiado palco solo veían y pensaban en una advocación en concreto. Un devoto cree que su Virgen, y ninguna otra, es la que lo protege y la que le hace los favores. Es lo que ocurre en Andalucía, también con los Cristos, y por lo que la Iglesia ha rechazado la Semana Santa, las romerías y todo lo que huela a paganismo hasta hace cinco minutos. Porque la religión popular aquí, esa que inunda cada vez más insistentemente nuestras calles, si no es politeísta, desde luego lo parece.
Chatterton
Gracias Medel por haberme enseñado que la poesía es para todo el mundo aunque solo unos pocos lo sepan. Y porque Dios ya no sea una niña asustada
Marta Jiménez@radiomarta