El poeta, científico y escritor Agustín Fernández Mallo cierra el ciclo Verso Suelto de Cosmpoética hablando de ciencia y poesía
Al escritor Agustín Fernández Mallo (La Coruña, 1967) solo le obligan a reflexionar sobre su obra las invitaciones a festivales y conferencias. En Córdoba ha debido darle muchas vueltas a sus versos y a su narrativa porque se ha dejado ver por la ciudad en las últimas cuatro ediciones de Cosmopoética y en alguna ocasión más en la Biblioteca Central. Su nueva visita ha estado en la categoría de Verso Suelto, el cosmo-ciclo que conecta la poesía con otras artes y en el que el escritor, y también físico, ha aprovechado el sábado noche para hablar de poesía y ciencia, “en la ciudad laberinto en la que siempre me pierdo y que posee un río fascinante”.
“Si me interesa el funcionamiento de una célula ¿por qué no el de una sociedad?”. La charla se abrió con la eterna bifurcación que el lenguaje ha marcado entre ciencias y humanidades, “como si la ciencia no la hicieran los humanos”, ironizó F. Mallo. El escritor, convencido de que los intelectuales del futuro serán científicos, confesó haber sentido siempre “una belleza interior, una especie de poética en la ciencia”. A salto de mata, Mallo escogió algunas entre las 200 diapositivas que guardaba el ordenador y dejándose llevar por lo que salía a su paso, el escritor elaboró un discurso torpe en la forma, no es tan buen orador como escritor, y sorprendente en el fondo. Reflexiones todas ellas que formarán parte de un libro de ensayo que F.Mallo está terminando.
Nos habló de la narrativa silogística y la narrativa analógica con dos ejemplos que la Nasa y la Agencia Espacial Europea lanzarón al espacio exterior para explicar el hombre y la vida en la tierra a un hipotético extraterrestre. El primero fue en 1974, una chapa en la que se había grabado el sistema solar, un hombre y una mujer desnudos o el número 8 en código binario. Un mensaje codificado de los que al escritor no le interensan porque “maltratan al lector”. Sin embargo, el mensaje vía video que lanzó la agencia europea en 2008, un
anuncio de Doritos Tribe, el escritor lo ve como “una transformación de un calado profundísimo que refleja la evolución de la modernidad en posmodernidad”. Y un modelo narrativo analógico que sí interesa al escritor “porque funciona por analogía y es más poético”.
Asimismo, Mallo profundizó en la metáfora “que amplía el campo semántico de las cosas, crea realidad, que se construye con el lenguaje, y es clave de la creación”. Para el poeta y escritor, la clave literaria está en “girar un poco” la propia realidad para “desenfocarla ligeramente y ver los intersticios por donde colarse”, un acto creativo que, para Mallo, realiza tanto el poeta como el científico.
Un mensaje del sistema operativo Windows, diciendo que no era original sino copia, aparecido en el ordenador que usaba el escritor y transmitido en directo a los espectadores vía la gran pantalla, le dio pie para hablar de copia y original. “Hay un desprestigio de la copia y ésta es fundamental para la supervivencia”. El escritor explicó cómo la base de la evolución es la copia-error o cómo el bebé copia a la madre o el ojo funciona copiando. “La utopía del movimiento pop fue el logro de la copia exacta, porque no hay dos cosas iguales, igual que la utopía del romanticismo había sido conseguir el original exacto”.
El final de su charla lo dedicó a proclamar que no cree en la oralidad. “No creo que sea poesía”, añadió, para definirla como “un acto performático” y reivindicar la lectura de un poema en silencio. Acto seguido, porque la incoherencia es la libertad, leyó un par de poemas suyos, el primero de Joan Fontaine Odisea, para demostrar la imposibilidad de su funcionalidad al tener caracteres en negrita con un sentido imposible de transmitir con la lectura en voz alta. El último fue de El hacedor (de Borges) remake, “un poema conmovedor de temática científica” llamado Lluvia, en el que se habla del tamaño de la gota, su velocidad de caída y de su masa al chocar con otras gotas, en contraposición de la tradicional imagen melancólica que la lluvia siempre ha tenido en poesía.
Una pequeña muestra, y oral, de cómo Agustín Fernández Mallo mira y observa el mundo. Un escritor lleno de inquietudes que ordena con interesantes criterios estéticos. Ante la lluvia de estímulos, afortunadamente, esta vez sí hubo coloquio.
El escritor, durante su ponencia | ÁLVARO CARMONA