Bajo la Torre de la Vela hay rock
Granada, además de nazarí, es eléctrica. Porque electricidad produce que Lorca esté en todas partes, en las aceras, los parques, en los adoquines y el cielo. Y eléctrico es que lo más sagrado de la música independiente de este país no se gestara en Malasaña sino en Granada. En este lugar de la periferia para tanto centralista, los bares y locales de ensayo indies se mezclan al cobijo de Sierra Nevada con la historia en estado puro, el mundo universitario, la agitada vida cultural y la divulgación científica. Bajo la Torre de la Vela hay rock. Esa cara B ha construido la ciudad «con la peor burguesía de España», según dijo el poeta de quienes acabarían asesinándolo.
091, los ‘Cero’, fueron míticos. Una banda en activo entre 1982 y 1996 que mezcló la lírica con el rock, dio buenísimos directos a diferencia de la pauta de la época, y aunque nunca alcanzaron el cielo comercial, hoy son considerados una banda de culto. El icono punk Joe Strummer (líder de The Clash) llegó a Granada buscando a Lorca y se topó con ellos. Les produjo Más de cien lobos (1986), un disco en el que sellaron el pacto que ya había preconizado otro granadino: que los viejos rockeros nunca mueren. 20 años después de su separación, resucitan en una gira para volver a morir a final de año. Lo ha hecho posible la insistencia de sus fieles y la empresa Riff Producciones, asentada en Córdoba.
El pequeño gran acontecimiento en la ciudad este 2016 es que mañana abren el Festival de la Guitarra. El público será de 40 para arriba, lo sé y siempre lo lamentaré en este Festival. Pero si estas líneas las lee alguien menor de esa edad que no se pierda el concierto. Aunque vayan sus padres. Encontrará temazos que han envejecido tan bien como quienes los interpretan. Una panda de hombres de negro con pantalón pitillo y gafas de sol que representan la dignidad del indierock andaluz. A mí me enseñaron a perder algún equilibrio y, por azar, protagonizaron la primera (y lamentable) entrevista de mi vida. También con ellos descubrí lo malísima que es la vida y que es verdad lo que dicen: que todo es posible en Granada. Qué envidia.