Bajo la Torre de la Vela hay rock
Granada, además de nazarí, es eléctrica. Porque electricidad produce que Lorca esté en todas partes, en las aceras, los parques, en los adoquines y el cielo. Y eléctrico es que lo más sagrado de la música independiente de este país no se gestara en Malasaña sino en Granada. En este lugar de la periferia para tanto centralista, los bares y locales de ensayo indies se mezclan al cobijo de Sierra Nevada con la historia en estado puro, el mundo universitario, la agitada vida cultural y la divulgación científica. Bajo la Torre de la Vela hay rock. Esa cara B ha construido la ciudad «con la peor burguesía de España», según dijo el poeta de quienes acabarían asesinándolo.