¿Es Córdoba una metrópoli? Para los que viven sobre y bajo su superficie me temo que no. Si embargo, para el Canal Arte, una emisora cultural de televisión de referencia europea, parece que sí. Todo un antídoto para evitar instalarnos en el desencanto. Dicho canal emitirá mañana un reportaje sobre la corriente artística contemporánea que fluye en nuestra ciudad, casi siempre de forma subterránea, pero que en estos tiempos viene tan crecida como el Guadalquivir. Y si algo ha descubierto Arte de Córdoba como metrópoli –así pero en plural se llama el programa donde pasarán el reportaje para después colgarlo en la red- es que su capacidad de influir es proporcional a su título de capital de la ruina.
Manfred (no podía llamarse de otra forma) Heinfeldner, el responsable del equipo televisivo que ha grabado en Córdoba, calificó el centro anteriormente conocido como C4 de “ruina moderna”. Maravillosa descripción para un edificio que tiene el destino pegado en su blanca frente, añadiendo que cosas así no existen ahora ni en Francia ni Alemania (no tengo muy claro si refiriéndose al centro o a su ruina). Pudiera ser una críptica llamada de atención a esa cultura independiente de la ciudad que no debería permitir la ruina contemporánea por muy bien que nos haya ido con otras ruinas.
Precisamente un grupo de este lobby Indie ha protagonizado esta semana la acción más hilarante del momento, una nueva vacuna al desencanto a través de la risa. La cosa ha tenido al cartel de mayo como protagonista, la nueva polémica bizantina cordobesa, en el que se ve a un maromo hiperrealista caminando por una callejuela de la metrópoli con todos sus avíos folclóricos. Un cartel hecho por una mujer y con un hombre en la portada, para variar, que está generando más pelotera que el sempiterno de la gitana con peineta a la grupa del caballo. Cosas de la vida. El tuneado del cartel se puede ver en Facebook (mi favorito es el maromo convertido en Kim Jong Un, pero también aparece con la cara de Nieto o Sandokán) aunque lo que me ronda es que en esta ciudad las risas siempre van hacia los OTROS y nunca hacia uno mismo y/o sus satélites. Y la autorisa es muy moderna.