Reiniciar. En cordobés, volver a comenzar con la política de los grandes acontecimientos culturales en la ciudad. Los hubo en el pasado, dedicados a Julio Romero de Torres, Mateo Inurria o el arte contemporáneo en los patios, y resetear todo aquello aquí y ahora se traduce en una magna exposición sobre el obispo Osio en el interior de la Mezquita. Toda una declaración de intenciones sobre qué rumbo tomará nuestra identidad cultural y por dónde viene el viento que sopla de forma preeminente. Ahora bien, usar para justificar dicha muestra la reactivación de la Fundación Córdoba Ciudad Cultural y tomar el nombre del documento Córdoba Reinicia en vano resulta una carambola tan absurda como ridícula.
No se sabe a ciencia cierta si Osio nació en Córdoba y si murió siendo un hereje en brazos del arrianismo. El personaje, un obispo en la corte de Constantino, y su época, la romana durante la conformación del cristianismo, bien merecen congresos y exposiciones, pero viendo la obsesión de nuestro obispo de ahora por conseguir la santidad occidental de su predecesor romano, intuimos que el congreso internacional ‘El siglo de Osio en Córdoba’, que se celebrará a finales de octubre, acabará limpiando de polvo y paja su figura. Y ya de paso, la exposición que lo acompañará colocará un santo bajo cada arco de la Mezquita tal y como sueña el Cabildo desde hace siglos, digan lo que digan los técnicos que se encarguen de esta muestra. Si no lo creen, pregunten a quienes se encargaron del espectáculo ‘El alma de Córdoba’, del que cada noche tenemos el resultado.
Dicho todo esto, aun quedan preguntas. ¿Permitirá Demetrio que, tal y como desea el alcalde, lleguen después otras tantas exposiciones sobre judíos y musulmanes? De ser así, ¿consentirá que se realicen en la Mezquita, lugar donde, por ejemplo, nunca pudo tocar el violinista Yehudi Menuhin por judío? Reiniciemos pues.