blog - artículos, entrevistas, reportajes y crónica de marta jiménez

DE TOROS Y AVIONES

¿

En serio que Córdoba es la ciudad que más ha contribuido al engrandecimiento de la fiesta nacional? ¿Que desde hace más de 500 años el toreo late en el corazón de los cordobeses? Todo eso afirmó con gran certeza el Presidente del Círculo Taurino en el coso de la democracia de la capital, el Pleno Municipal del pasado martes. Con ello justificaba lo que ninguna capital ni española ni francesa se ha atrevido a reclamar por muy taurina que se sienta: ser la primera ciudad que eleve a la Unesco que la Fiesta de los Toros sea Patrimonio Intangible e Inmaterial de la Humanidad.

Córdoba hará el paseíllo en una arena perdida de antemano, gracias a un acuerdo entre PP y UCOR que Ecologistas en Acción ya ha anunciado recurrir. Mucho me temo que será aquí donde suenen los avisos de la institución europea. Porque por mucho arte y raíces que tenga la fiesta, será muy difícil que un espectáculo que como proclama Vargas Llosa, también está “impregnado de violencia y crueldad” -a lo que añadiría de machismo-, y que además no goza de consenso entre la ciudadanía, sea patrimonio de todos. Para colmo, este anuncio es un agravio para la candidatura de los patios por mucho que su petición sea posterior. Un despropósito que nos perpetuará como eternos perdedores.

Barcelona también contribuyó al engrandecimiento de la fiesta y la prohibió. En Córdoba, si el toreo palpita en el corazón de los cordobeses no luce porque rara vez éstos llenan la plaza. Y eso que hubo tiempos no muy lejanos en los que se fletaban aviones para ir a México a ver a toreros candentes. Sólo por eso hay que proponer matar de un tiro a dos pájaros que nunca volarán: Que ese signo de la decadencia llamado el avión cultural no se quede sin uso y se convierta en contenedor de la oficina de la candidatura taurina. Y ole.