blog - artículos, entrevistas, reportajes y crónica de marta jiménez

DESPUÉS DEL DILUVIO




Una ciudad no puede sentirse fracasada, al menos culturalmente, cuando a partir de la semana que viene colgarán de sus paredes fotografías de Marina Abramovic y de Robert Mapplethorpe. Discrepo del Vicerrector Torres -que se refería con fracaso a la marcha de la colección Citoler-  por el carácter histórico e indiscutible que tendrá la Bienal de Fotografía 2013. Un acontecimiento-catarsis que nos concederá durante dos meses la sensación de flotar entre los restos del naufragio, llevándonos a la irrealidad y a provocando nuevas sensaciones en el espectador. En Afoco, padres de la cita bianual, siempre han dicho que Córdoba tiene una gran imagen latente y creo que llevan razón: poseemos mucho material invisible que debería descomponerse y revelarse para darnos las claves del desastre. Pero volvamos al arte.
Me muero por entrar en la cocina de la serbia Marina Abramovic, una referencia del arte contemporáneo, que estará en su espacio adecuado, la Iglesia de la Magdalena. ‘The Kitchen’ es el centro de su mundo infantil y del enfado con el poder divino textos de Santa Teresa de Ávila mediante. De allí a Vimcorsa, anfitriona del erotismo clásico de Robert Mapplethorpe, cuyo ‘Portfolio’ se intuye como un efecto llamada para espectadores de fuera por las escasas veces que la obra de dicha celebridad se ha visto en Andalucía. En esta sala también habrá movimiento con una videoinstalación de Jesper Just. Un anónimo espectáculo que contrasta con la oscura y fragmentada obra de Pierre Molinier en la sala Iniciarte. Y eso tan solo en la sección oficial.
Aplaudo también la construcción de la sección paralela, democrática y masiva, con 93 propuestas de las que han salido 7 exposiciones. Y en la Bienal Off , las  salas privadas de la ciudad arrimando el hombro, más un foro de expertos en abril que afinarán miradas y criterios. Así que con este inminente horizonte prefiero pensar que las cosas se pueden hacer muy bien de otra manera antes que recrearme en el fracaso. Justo lo que le deseo a la recién anunciada cátedra universitaria de Arte Contemporáneo. Ya que después del diluvio previsto para el arranque de la Bienal, solo podremos florecer.