blog - artículos, entrevistas, reportajes y crónica de marta jiménez

CALLEJEROS






En tiempos de Doña Rosa se aprobó un decreto municipal por el que las nuevas calles que se rotulasen en Córdoba dedicadas a personajes ilustres de la ciudad, solo podrían llevar nombres de personas muertas. El  motivo: no dedicarle calle ni callejuela, avenida o plaza a Miguel Castillejo, tal y como demandaba el sector más delirante de esta, nuestra sociedad. Eso que ganamos aunque nuestro callejero, y por extensión la ciudad, se convirtiera en un cementerio. Hasta que hace un par de años llegaron los piratas creando distritos como el de ‘El quinto pinto’ o el de  ‘En tu casa o en la mía’, resucitando así la trama urbana con tipografía cordobesa y poesía rebelde. Una espléndida acción artística para quién entienda el arte como la conquista de nuevos territorios, en este caso, de callejuelas.
Cada frase pirata que encontramos al paso nos recuerda que aquí la playa no está bajo los adoquines, si no tras los muros desolados de las casas del casco histórico. El Callejero Pirata se ha convertido en una metáfora de la otra Córdoba, la que respira en una red secundaria y abandera el porvenir. Una obra abierta que hemos hecho nuestra y que tantos visitantes han buscado en sus mapas. Una intervención contemporánea de empática comprensión y sin códigos elitistas, que no requería ninguna clase de explicación porque el misterio formaba parte de su esencia.
Pero todo se ha desvelado. El qué, el quien, el cómo, el cuándo y el por qué:  por intereses particulares. Y el callejero vivo ha muerto por mucho que se intenten reanimar. Así que volvemos a caminar entre personajes de otras épocas. Que conste que alguno no tiene la vía que se merece, tal y como denunciaba mi profesor de Literatura del instituto sobre el poeta con la calle más fea y desabrida de Córdoba: Juan de Mena. ¿Qué donde está?. Invito a buscarla. Allí te espero.