blog - artículos, entrevistas, reportajes y crónica de marta jiménez

BERLANGUIANO





Lo berlanguiano es un término cultural que llenaba de vanidad confesa a Berlanga. Dícese de la situación coral aparentemente caótica o esperpéntica donde los caracteres ponen en evidencia su monstruosidad sin categoría moral, pero de una forma vitalista”. Así definió el término el actor Juanjo Puigcorbé, identificando a nuestro país, a cualquiera de sus regiones, provincias, pueblos, barrios y comunidades de vecinos. En Córdoba, donde el filtro de la vida se desliza por un seis doble, es un alivio saber que en el fatal 2013 nos quedará Berlanga en pantalla grande. La Filmoteca pasará todas su películas, de la primera a la última. Será su tributo al esperpento que nos/les rodea. Otro filtro para mirar nuestro particular imperio austro-húngaro.
Un mini imperio, el nuestro y como casi todos, lleno de desencanto, pequeñas miserias y una gran tara: la incapacidad para reírnos de nosotros mismos y la capacidad para desacreditar con ácido todo lo que nos supone una amenaza. Tal vez se trate de un desmejorado sentido del ridículo el que nos lleva, en tantas ocasiones, a tomarnos al pie de la letra las palabras, lejos de la ironía, el humor y el contexto. Una torpe adhesión a la literalidad que esconde la ineptitud para entender la ironía del otro, así que imaginen ya a sus ideas. Y así resulta imposible hacernos fuertes tejiendo ese modelo de ciudad italocalvinista formada por “invisibles telarañas de relaciones intrincadas que buscan una forma”.
Un buen punto de partida sería disfrutar de lo que admiramos sin complejos. Por mucho que no acabemos de comprenderlo. Sirva como ejercicio hacerles la ola a noticias recientes sobre gente que hace cosas: una nueva escuela de fotógrafos en la ciudad con nombre de peli de Antonioni; la actriz y cantante María de Medeiros promocionando su disco ‘Pájaros eternos’, grabado en Córdoba o la vuelta de Eutopía, resistiendo el frío diciembre y un presupuesto diez veces menor que el de su primera edición. Matices tragicómicos de la realidad que si no tienen un final feliz, que al menos sean críticos. Como el cine de Berlanga.

“YO TAMBIÉN HE IDO A LA FILMOTECA DE ANDALUCÍA”


Una Filmoteca se interesa por investigar, recopilar y difundir el patrimonio cinematográfico, aparte de proyectar desde referentes de la historia del cine hasta las últimas tendencias en celuloide y videoarte. Eso  sobre el papel. En la práctica, estos centros crean, además, hábitos culturales mientras luchan contra el tiempo y el mercado. Nuestra versión sureña es la Filmoteca de Andalucía (www.filmotecadeandalucia.com), un lugar cuya sede principal poco tiene que envidiar al modernista Cine Doré -que acoge en Madrid a la Filmoteca Española- y que en la pedrea del reparto de las instituciones culturales por el territorio andaluz recayó, hace 25 años, en el corazón de la Judería cordobesa.

La institución cultural ocupa parte de un antiguo hospital renacentista a dos pasos de la Mezquita, con patios y arcadas, suelo empedrado, una sala con el nombre de la pionera Josefina Molina, otra con el del inclasificable Valdelomar y entradas a 0’90 euros. Una nave nodriza que se extiende a toda Andalucía con salas de proyección estable –una vez por semana, eso sí- en el centro de Sevilla y de Almería y en la Biblioteca universitaria de Granada. “Echo en falta mayor proyección periférica porque existen ciudades, barrios, o zonas rurales que no se benefician de la Filmoteca, pero por ahora no se puede. Es una falla que tenemos y que nos gustaría poder salvar” se lamenta su director, Pablo García Casado (Córdoba, 1972) en una entrevista para CineAndCine. Pablo, poeta y tan defensor de las periferias que su primer poemario se tituló “Las afueras”, ocupó el sillón de director de esta casa de películas hace cuatro años, durante los que ha logrado aumentar tanto el número de espectadores como los programas educativos para escolares. “Si queremos un espectador en 2024 hay que generarlo ahora. Igual que la Filmoteca tiene que preparar los soportes para conservar un celuloide durante doscientos o trescientos años, lo mismo hay que hacer con los programas educativos para que esta experiencia cultural no se pierda”.

Aunque tanta armonía cultural se ha visto amenazada. Más bien algunos han visto el peligro sobre la sede principal de la Filmoteca en las últimas semanas. La culpa la tiene un fallido proyecto de nuevo Palacio de Congresos y la petición, por parte de algunas voces de profesionales de la ciudad que aseguran no haber pisado ninguna de sus salas y que hasta se preguntan quién lo ha hecho alguna vez, para que el vecino Palacio de Congresos se amplíe por la Filmoteca y ésta se mude a otra parte. La respuesta ciudadana, capitaneada en las redes sociales, ha sido inmediata: carteles con fotografías de Laurence Bacall, David Lynch u Orson Welles bajo el título “yo he ido a la Filmoteca de Andalucía” e indignación de muchos de los más los 25.000 espectadores...