Dejo caer la máscara. O mejor, recorto un círculo de papel que muestre qué hay dentro. El deseo es que esta columna sirva de impulso fulminante para aterrizar en
Sugiero al oído: si se leen estas líneas antes del mediodía, vístanse y corran. Hoy es día de 16 Asas. Una cita que convierte los domingos cordobeses, tan alérgicos a cosas interesantes que hacer, en burbujas de gin-tonic. Y todo gracias a una idea no-aparatosa, no-vacua y no-subvencionada.
Un proyecto que pone a la venta un día al mes obras hechas por artistas a 50 €. Una demostración de que ni el arte es para millonarios ni que los intermediarios son señoras que llevan un pelo tan cardado como imposible. La mejor forma de crear coleccionismo de base y un zas en toda la boca a quienes a) creen que no se puede invertir poco y ganar mucho con la cultura y b) que ésta no puede convertirse en un sector en el que ganarse la vida en Córdoba, ciudad que tomó hace tiempo un camino tangencial al arte y al mercado.
Así que tres hurras por los padres del asunto. El fotógrafo azul José Carlos Nievas y el autor de la bolsa-instalación, Miguel Ángel Moreno. Si se dejan caer por allí esta mañana, por este espacio en los márgenes del Guadalquivir y de lo convencional, encontrarán 16 bolsas -¿les suena el número?- con un óculo de papel por el que asoma la obra del interior. En esta ocasión, serán 16 haikus de la mirada del artista Joaquín Rodero. Luz y caligrafía japonesa.
Las asas las llevan las bolsas. Pero también asas significa en fotografía el baremo de sensibilidad. El mismo que está construyendo una Córdoba paralela en la que nos gusta vivir. Los ladrillos son estos pequeños-grandes oasis creativos que si se unen, bien podrían formar una península. Termino informando de que las sesiones de 16 Asas empiezan y acaban en fiesta. La celebración de que el arte es para todos y la élite que lo sabe es cada vez más numerosa.