Apellidarse Pena y cantar fados es llevar la fatalidad pegada en la voz
Marta Jiménez@radiomarta
Apellidarse Pena y cantar fados es llevar la fatalidad pegada en la voz. Menos mal que a medida que avanza la vida, lo intuido como certeza se vuelve cada vez más borroso y acaba siendo devorado por la mismísima realidad. Y algo muy alejado del fatalismo es lo que está ocurriendo en el ciclo ‘Guitarra y fado’, celebrado esta edición del Festival en la sala Polifemo del Góngora, un espacio de guitarras y emociones del que nunca se sale tal y como se entra gracias a que existen otros mundos dentro del folk.