El Festival de la Guitarra se encierra cada año un poquito más debilitando la luz de su mástil
Marta Jiménez@radiomarta
Durante décadas he vivido con entusiasmo cada edición del Festival de la Guitarra y he sentido como ciudadana que lo que en el fondo importaba es lo que no se veía, lo que quedaba en la ciudad, lo que se construía en el imaginario, la sensibilidad de toda la gente que por aquí pasaba. A día de hoy todo eso se ha convertido en rutina. Da la sensación de que el filtro de su programación es salvar los muebles sin más complicación. Lo que importa ya está muy visto, lo que queda y se construye no se renueva y la sensibilidad la dejaron la mayoría de los que pasan por aquí en (algunas) ocasiones anteriores. De seguir así mucho me temo que acabará muriendo el público sin que el festival renueve su platea.