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“Si los franceses hicieron ‘Amelie’, ¿por qué no podemos hacer nosotros ‘Blancanieves’?

Pablo Berger el sábado en la Filmoteca de Andalucía. Foto: Daniel G. Clavijo

El cineasta Pablo Berger mantiene un encuentro con el público en el Festival Eutopía, donde también se ha celebrado la final del ‘Iuventus Fest’

Marta JiménezMarta Jiménez@radiomarta

“Eres el nuevo Lorca del cine andaluz” le soltó un espectador a Pablo Berger el sábado por la noche. El cineasta, que mantuvo un encuentro con público tras la proyección de ‘Blancanieves’ en el Festival de creación joven Eutopía, en Córdoba, se tomó el piropo con una sonrisa mientras el joven de la segunda fila le agradecía haber quitado el cartón piedra al tópico andaluz en su película muda y mostrar una Andalucía “tan bonita”.

La sala llena de la Filmoteca aplaudió el premiado e internacional filme de este bilbaino enamorado del sur, quien inspirado por su admirado guionista Jean-Claude Carrière contestó que es “mejor partir de un tópico para llegar a algo diferente a que ocurra lo contrario”. A él le ha permitido conseguirlo “la distancia y la edad”, pero también el haber vivido fuera, tener una mujer japonesa y “no tener complejos”. Porque jugando con los elementos que nos identifican “podemos hacer algo de verdad que no sea un cliché”. Igual que los franceses cogen “la torre Eiffel, una baguette y una francesa y hacen ‘Ameliè’ dándole la vuelta a sus tópicos, ¿por qué no vamos a poder nosotros hacer ‘Blancanieves’?”.

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MIRA QUÉ BONITA ERA




El cuadro del título, de Julio Romero de Torres, procura su iconografía funeraria a ‘Mundamortis’, las jornadas de muerte celebradas estos días en Monturque, un pueblo que da una lección sobre cómo explotar sus potencialidades. La influencia de Romero de Torres también planea sobre otro melodrama gótico: los fotogramas de esa maravilla muda en blanco y negro llamada ‘Blancanieves’, que aspira a conquistar a los académicos hollywoodienses recreando la Andalucía misteriosa y sensual de los cuadros del pintor cordobés , mientras cuenta un cuento clásico desde el tipismo español.
Su director, el vasco Pablo Berger, compró hace unos años en la calle Deanes unos zapatos de gitana, rojos con lunares blancos, para su hija, que son clavaditos a los de Carmencita en la película. Pasaba en Córdoba unos días participando en Eutopía –aquel festival que procuraba talleres y encuentros de cine, Festival de Cine Instantáneo y mucho más ¿ahora perdido?- y ya le rondaba esta obra mayúscula y esteta. Una película  cuyos planos no tienen ni a Mornau ni a Stroheim ni a Tod Browning como guías, sino el cuadro ‘La siesta’ para recrear la casa de Carmencita y su abuela; a ‘Carmen con el clavel rojo’ inspirando a la coplera Carmen de Triana/Inma Cuesta o a ‘Diana’ acompañada del galgo Pacheco o la mantilla de ‘La Saeta’ iluminando a esa grandiosa madrastra/Maribel Verdú.