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BLANCANIEVES Y LAS MUSAS DE JULIO ROMERO DE TORRES

Pablo Berger nos descubre cómo la clave estética de su cuento andaluz en blanco y negro está en la luz del sur y en la oscuridad de los cuadros del pintor cordobés



Hace unos años Pablo Berger compró en la turística calle Deanes de Córdoba unos pequeños zapatos...

MIRA QUÉ BONITA ERA




El cuadro del título, de Julio Romero de Torres, procura su iconografía funeraria a ‘Mundamortis’, las jornadas de muerte celebradas estos días en Monturque, un pueblo que da una lección sobre cómo explotar sus potencialidades. La influencia de Romero de Torres también planea sobre otro melodrama gótico: los fotogramas de esa maravilla muda en blanco y negro llamada ‘Blancanieves’, que aspira a conquistar a los académicos hollywoodienses recreando la Andalucía misteriosa y sensual de los cuadros del pintor cordobés , mientras cuenta un cuento clásico desde el tipismo español.
Su director, el vasco Pablo Berger, compró hace unos años en la calle Deanes unos zapatos de gitana, rojos con lunares blancos, para su hija, que son clavaditos a los de Carmencita en la película. Pasaba en Córdoba unos días participando en Eutopía –aquel festival que procuraba talleres y encuentros de cine, Festival de Cine Instantáneo y mucho más ¿ahora perdido?- y ya le rondaba esta obra mayúscula y esteta. Una película  cuyos planos no tienen ni a Mornau ni a Stroheim ni a Tod Browning como guías, sino el cuadro ‘La siesta’ para recrear la casa de Carmencita y su abuela; a ‘Carmen con el clavel rojo’ inspirando a la coplera Carmen de Triana/Inma Cuesta o a ‘Diana’ acompañada del galgo Pacheco o la mantilla de ‘La Saeta’ iluminando a esa grandiosa madrastra/Maribel Verdú.