Siento debilidad por las mujeres desobedientes. Ellas han escrito nuestra historia de la libertad y han cuestionado los roles de género que nos han sido impuestos. Las hay raperas, académicas, ingenieras, madres, no madres, emos y punks. Lo que nunca soñé es que una de ellas fuese una nazarena del Campo de la Verdad. Por eso, y sin que, supongo, esta penitente desconocida se lo haya propuesto, su gesto gamberro de besar a chicos y chicas dese dentro de su cubrerostro y capirote o hacerse selfies en el Puente Romano, muchas nos lo guardaremos como la estampita de rechazo al mandato religioso que tanto daño ha hecho y hace a las mujeres y a la humanidad.
Campo de la Verdad
El jueves plantamos micrófonos en el barrio del Cerro para hablar sobre la parte alta del Sector Sur. Nuestro particular oeste de Baltimore. Tras dos horas de palabras a pie … Leer más