Recuerdo a sus arquitectos, Nieto y Sobejano, contar en su día que el espacio permitiría invitar al artista a intervenirlo
Marta Jiménez@radiomarta
El hexágono, en simbología, representa el perpetuo movimiento de la creación. Algo así como el camino que siguen los procesos permanentes de renovación a través de la transformación y el cambio. Es el hexágono o morir. Esa debería ser nuestra máxima. Sin embargo, aquí y ahora los jaramagos crecen a sus anchas alrededor del edificio hexagonal y blanco llamado a convertirse en nuestra seña de identidad más aérea, la menos ligada a la tierra. En lo que sería la institución de la ciudad más alejada del siglo XIX.