blog - artículos, entrevistas, reportajes y crónica de marta jiménez

MÁS DEPORTE Y MENOS LATÍN


























Había una vez un ministro franquista llamado José Solís, natural de Cabra y conocido como “la sonrisa del régimen”. Él fue el autor de la totalitaria frase que encabeza este artículo. La soltó en las Cortes durante una discusión sobre los planes de educación, en la que defendía un proyecto de ley para aumentar el número de horas dedicadas al deporte en los colegios en detrimento del estudio de las lenguas clásicas. “¿Para qué sirve hoy el latín?”, preguntó el sonriente ministro. “Por de pronto, señor”, contestó Adolfo Muñoz, profesor de la Universidad Complutense y amante de la cultura, “para que a su señoría, que ha nacido en Cabra, le llamen egabrense y no otra...

LA HAZA DEL RELOJ





























La Haza del Reloj es el poético nombre de un paraje. Un trozo de tierra de siembra que no se encuentra en el país de Alicia sino a 56 kilómetros de Cerro Muriano. En Espejo. Justo donde Robert Capa disparó su cámara hace hoy -o mañana o pasado, qué más da- 75 años, tomando una de las fotografías más famosas del mundo, “Muerte de un miliciano”. Primer ejemplo de fotoperiodismo y símbolo de la guerra civil española.


Un arqueólogo cordobés, Fernando Penco, acompañado por un fotógrafo llamado Larrea, recorrieron la provincia buscando el lugar exacto donde se tomó la foto. ¿Por qué, se preguntarán, si siempre se supo que ese lugar era Cerro Muriano? Porque había nuevas pistas. El biógrafo de Capa reveló en 2007 material inédito del Centro Internacional de Fotografía de Nueva York. Estas imágenes mostraban momentos anteriores y posteriores a la famosa foto y daban nuevas claves espaciales del lugar donde se hizo. Fernando y Juan quemaron carreteras y lo encontraron gracias al “decorado” que concedían las sierras de Cabra y de Montilla a las imágenes. Con el hallazgo, publicado hasta en The New York Times, se ha arrojado algo de luz a los misterios que envuelven “Muerte de un miliciano”, como que el protagonista ya no puede ser el anarquista Federico Borrell. También que pudo ser un montaje fotográfico, ya que el frente se hallaba esos días en Montilla, a varios kilómetros del lugar.


Si el arte de la fotografía es mostrar lo que el ojo no ve, Robert Capa y su compañera Gerda Taro revelaron al mundo la tragedia...

DUELO


























El duelo es un proceso psicosocial que se pone en marcha ante cualquier tipo de pérdida. Los psicólogos suelen dividirlo en tres fases: la primera de shock, la segunda de preocupación y la tercera de resolución. Córdoba vive estos días un duelo colectivo tan unitario como la ilusión pre 28J. Eso sí, con variables emocionales con las que no contábamos pero que intentamos encajar con tanta indignación como dignidad.

Para empezar, a la perplejidad del shock de la fase 1, hay que sumar el sentido de irrealidad que provocó Rosa Aguilar la tarde de marras en el Ministerio de su colega Sinde. Ella fue quien que trajo la negación diez minutos antes de que Manfred abriera la boca y la primera en mostrar su rabia en público al comprobar que no tiene tanto peso en el gobierno de Zapatero como creía. Al shock hay que sumar la falta de política en una decisión también política, a pesar de lo que nos habían contado.

Fase 2. La preocupación va llegando por la pérdida de inocencia que provoca conocer que existen maniobras orquestales en la oscuridad. Y no saber. También por las reacciones desadaptativas de los cainitas que no participaron del proceso y ahora desean destruir a sus anchas. Un ataque a nuestro sistema inmune en un momento de debilidad provocado por pocas bacterias. Menos mal que llegarán los sanos...

EL POLVO DEL CAMINO



























La periodista andaluza Eva Díaz Pérez pasó siete años recorriendo los caminos de El Rocío. Escribió su experiencia como testigo desvinculada de la romería en varios reportajes primero, y en un libro después, “El polvo del camino. El libro maldito del Rocío”, que ahora reedita la editorial  cordobesa El Páramo. Su hazaña es contar este fenómeno desde su naturaleza dual: una orgía festiva travestida de religiosidad.

Lo curioso del asunto es que existen muchas visiones oficiales, apasionadas y apologéticas del Rocío y muy pocas sobre todas las caras que ofrece la multitudinaria romería. El periodista Manuel Chaves Nogales hablaba meses antes del estallido de la guerra civil  de una “virgencita un poco selvática (…) con cierta preferencia por las formas de adoración también selváticas y primitivas”. Alfonso Grosso en la novela ‘Con flores a María’, también desató la ira de algunos rocieros al igual que Eva, que recibió amenazas por quienes se sienten criticados por este libro.