La razón religiosa. Ni la razón conservacionista ni la patrimonial ni la arquitectónica ni la científica. La razón confesional es la que se ha acabado imponiendo en la primera –y espero que última- destrucción física que verán nuestros ojos en la Mezquita-Catedral. La futura puerta, anteriormente conocida como celosía de Rafael de la Hoz Arderius, se abrirá para dar un portazo al respeto por las leyes del patrimonio. Para dejar la imagen de la ciudadanía y de los políticos cordobeses de nuestro tiempo por los suelos, y para devolvernos la imagen de una Consejería de Cultura que vela por los derechos de la iglesia por encima de sus posibilidades.
Criptonita
Es el mito bíblico de David contra Goliat el que mejor ilustra esta hazaña
En los cines de la ciudad proyectaban Batman vs Superman: el amanecer de la justicia ,la tarde que se anunció que el Cabildo devolvería el nombre Mezquita al templo al que nunca debió quitárselo. Dicen los expertos en cómic que la de los superhéroes es, en realidad, “una historia pagana de judíos, musulmanes, cristianos y un carpintero”. La que enfrenta a Batman, el caballero oscuro, contra Supermán, quien simboliza la luz y es considerado como un héroe de la moral. La otra historia, la que no tiene viñetas, es la de una iglesia que ascendió en Córdoba a los más altos niveles del poder político, económico y social hasta el año 2010. Un poder que intenta seguir manteniendo y al que le acaba de rozar una piedra tirada con honda por la ciudadanía.
Unesco
La ciudadanía y sus políticos, en vez de proteger este símbolo de interculturalidad y pedir su titularidad y gestión pública, lleva años permitiendo esta apropiación jurídica, histórica, simbólica y económica del edificio
Este año no escribiré una carta a Los Reyes Magos. En su lugar se la enviaré a sus Majestades de la Unesco, para pedirle a sus técnicos que sean benévolos y que exijan buenas prácticas en el gran símbolo de esta ciudad, la Mezquita-Catedral. En el 2014 se cumplirán 30 años de la declaración del templo como Patrimonio de la Humanidad y, como cada diez años, la Organización de las Naciones Unidas revisará el expediente de declaración de la Mezquita para comprobar que todo está en orden. Pero desde el 2006 todo es desorden.