blog - artículos, entrevistas, reportajes y crónica de marta jiménez

Crónica de una visita (guiada) al Patrimonio Contemporáneo

ExpoArte3

El comisario, Ángel Luis Pérez Villén, explica una escultura sin título de Juan Serrano con el artista al fondo| MADERO CUBERO

Los Amigos de Medina Azahara organizan una visita a la muestra60 años de Arte Contemporáneo en Córdoba guiada por su comisario, Ángel Luis Pérez Villén| El resultado, seis décadas de modernidad que sumar al patrimonio artístico de la ciudad

Hasta el momento el testigo del arte contemporáneo en la historiografía local se situaba en torno a 1957 –año de fundación de Equipo 57-, pero una exposición de las denominadas magnas, montada en cinco salas de la ciudad hasta el próximo 15 de febrero, ha venido a adelantar esa fecha hasta 1953, año en que el pintor Antonio Povedano y el arquitecto Rafael de La Hoz programaron la primera exposición con el título de “Arte Contemporáneo” en el Círculo de la Amistad. 60 años después, una amplia exposición reúne a 119 autores y 229 obras para exclamarle a la ciudad que también existe un patrimonio artístico de nuestro tiempo, que cuenta nuestra realidad con un lenguaje contemporáneo y que posee más de medio siglo de trayectoria histórica en la ciudad.

LA CIUDAD DE TETE

El mundo al revés. Los titulares y mentideros sobre el acto del 28F en Córdoba no fueron a parar a ninguno de los medallistas distinguidos. Se los llevó la distinción que siempre posee una buena tormenta política que tuvo lo que hay que tener. Un discurso electoral y una actitud también airadamente electoral de la parte ofendida. Como no hay nada peor que estar en campaña, aquello se convirtió en un desplante arrogante para los verdaderos protagonistas de dicho día. Menos mal que cada cual barre hacia su subjetividad, y la mía estaba el viernes en el arte y la vanguardia, en quienes siguen apostando por la calidad y el riesgo: Kisko García y Tete Álvarez.
Como del cocinero con estrella ya se ocupó esta columna, permítanme centrarme hoy en el artista visual. Tete, como Kisko, es un hombre humilde y con la cabeza en su sitio. Transita desde los años 90 por la fotografía, el net-art y las instalaciones con Córdoba como campo de operaciones pero sin Córdoba en su proyección. Ha expuesto en importantes galerías de Madrid, Barcelona y Sevilla, además del CAAC, la feria Arco o Paris Photo, pero sólo en una galería cordobesa, Arte 21. El miércoles cerrará sus ‘Topografías’ en este espacio que, como el resto de su sector, veremos cuánto sobrevive.
En una de las series fotográficas de esta muestra vemos ‘collages’ formados por diferentes tramas urbanas, con mapas superpuestos de épocas distintas conformando una especie de tapiz. Una metáfora de cómo un sitio puede ser muchos a la vez. Igual que Córdoba. Una ciudad en donde espacios-hito del arte contemporáneo durante dos décadas lo son ahora de los Tesoros Marianos. Los pesimistas creerán que la Medalla a Tete simboliza el fin de una época, pero simplemente es que se ha superpuesto otro mapa sobre la ciudad. Y la vida es cíclica. Y a la ciudad se la conoce como a las personas, en el andar.

MAL ROLLO, LUIS XV



Parafraseo al dúo Astrud  para expresar el miedo a la cultura estilo imperio que sobrevuela Córdoba. Todo se basa en el temor de que de seguir caminando hacia atrás, perdiendo espacios conquistados con sudor y lágrimas  retrocedamos hasta, pongamos, 1710, año en que nació el rey del título. Y es un temor basado en indicios.


Todo comenzó al conocer el nuevo patronato que abrirá una nueva etapa en la Fundación Botí. Nos gustara más o menos su gestión en el pasado y el nombre otorgado a la Fundación vinculada a la Diputación, es cierto que ésta ha sido la más longeva en desarrollar una labor continuada de arte contemporáneo en la ciudad y la provincia. De las pocas que ha puesto su grano de arena en la creación de hábitos culturales para tan elitista expresión artística. Pues bien, casi todos los miembros de su nuevo patronato tienen en común el gusto por los retablos barrocos y los sillones de la Real Academia y, por desgracia, la cuota de representantes del arte de nuestro tiempo en ella es casi una abstracción. A esto hay que sumar las “instalaciones” en el Palacio de la Merced. Lo que hasta hace cinco minutos fueron la sala de la Arpillera y la Galería Alta, ya no poseen ni paneles ni rieles para luces. O sea, o ya no son salas de exposiciones o bien son instalaciones, como dice el artista Tete Álvarez, de un conceptual-deconstructivista que te mueres.

Pero no sólo viene el mal rollo por ahí. Se intensifica cuando nos preguntamos qué pasará con la sala Vimcorsa y la gestión del centro Espaliú; cuánto y cómo aportará al cambio de aires culturales que demanda la ciudad tanto la Fundación Cajasur como la recién despertada Fundación Viana, eso si no arrasa con ellas la fusión de las cajas vascas en la que está sumergida BBK. Y dejo la sala Puertanueva, el Teatro Góngora, Cosmopoética o la arqueología para columnas venideras, porque aquí ya no caben. Y eso que una tiende a tener alegría hasta fuera de contexto. Menos cuando se deshacen los pasos andados.