blog - artículos, entrevistas, reportajes y crónica de marta jiménez

GASTROPOESÍA






























“También se debe cantar en los tiempos oscuros”. Lo que Bertolt Brecht aconsejaba hacer en medio de las calamidades lo ha tomado como un mantra la editorial La Bella Varsovia, que en lugar de entonar ha decidido encender los fogones en la Feria del Libro de Córdoba. Mañana presentan su publicación más ambiciosa: “A gustar convidan”, una obra con poemas, con recetas de cocina basadas en versos y con fotografías de los 13 autores cordobeses que escriben, comen y posan. Una obra de gastropoesía que huele, cruje y sabe. Un libro nutritivo.

El cocinero  cordobés José María González Blanco -formado en Arzak, que firma el prólogo, y en el Bulli- es quien se encarga de realizar magia en su cocina-laboratorio: convirtiendo una metáfora en un globo de mozzarella, inyectando una base de ajo negro a un paralelismo, construyendo el epíteto de la blanca arena con regañás y oro en polvo, o creando con nudos de yogur una metonimia. En el libro no se deconstruyen los platos sino los textos. Ingrediente a ingrediente se pelan las capas del poema. Se revelan sus mecanismos. Se...

LA FACULTAD





































Cuando la cultura sale por la puerta el arte entra por las ventanas. La versión del proverbio viene porque, por mucho que se estén apagando los focos que nos iluminaban en la realidad anterior, hay contraventanas que se abren para dejar entrar la claridad. Como las de la galería superior de la Facultad de Filosofía y Letras, donde se ha inaugurado ‘Las Galerías del Cardenal Salazar’, un corredor abierto a las expresiones valientes de nuestro tiempo. Como la de ensamblar a dos artistas plásticos, a los que separan 40 años y su diferente manera mirar las cosas: para Juan Serrano la mirada es geométrica mientras que para Miguel Gómez Losada, posee la exhuberancia orgánica. Juntos han conseguido que la arquitectura y la naturaleza sean elementos poéticos afines en plena Judería.

Esas galerías fueron escenario en el pasado del tránsito entre el departamento de Historia del arte y el de Arqueología. Un camino sombrío en el que daba más miedo cruzarse con determinados profesores que con los fantasmas del antiguo Hospital de Agudos. Mi clase estuvo en la vieja morgue, lo que nos otorgó fascinación por la vida y el arte. Algo similar a lo que debe pasarle al decano actual de esta Facultad, quién no para de inventar buscando que el centro universitario sea un lugar vivo que transfiera no sólo conocimiento, sino contenidos culturales a la ciudad.

Nunca he sabido muy bien si Filosofía y Letras tiene el privilegio de estar en la Judería o es justo al contrario. Sin la Facultad, el barrio sería un laberinto uniforme tomado por turistas. La mezcla de éstos con carpetas, bicis, y ‘erasmus’ dan sentido a un casco patrimonio de la Humanidad en donde se aprende humanismo. Observar esos ensamblajes de cerca hace olvidar la decadencia en la que se hallan las humanidades, y ayuda a creer que quienes estudian tras esos muros serán los profesionales que nos saquen del desastre. Pura candidez. Pero suena tan bonito como los años en la Facultad.

REM




Dicen los expertos que la mayoría de los sueños que se recuerdan ocurren durante la fase REM, esa en la que nuestros ojos se mueven con rapidez bajo los párpados. Una etapa que también se la conoce como sueño paradójico porque el cerebro está muy activo pero toda la masa muscular se encuentra relajada, casi paralizada. En un sueño similar se ha debido convertir esta ciudad para otro Rem, Koolhaas, millones de euros mediante. Al arquitecto holandés debe haberle embargado el extraño sentimiento de que su primer edificio proyectado en España –en Miraflores, futuro campo de patatas- cayese en un sueño paradójico al ser activo como símbolo contemporáneo de una ciudad milenaria, pero pasivo por quién debía impulsarlo, la masa política.


‘Out of time’ fue el disco más exitoso de un tercer REM, un grupo de Georgia que definía en su título el hecho de estar fuera de tiempo. Como cada cosa tiene el suyo, el de Koolhaas en Córdoba acabó hace unos años y en el tiempo nuevo, más sostenible y sensato, resultaría económicamente salvaje trazar su línea horizontal al otro lado del río. Me apena porque ya nunca sabremos cómo este edificio hubiese transformado la ciudad, tocada por el genio de un Rem arquitecto capaz de llevar turistas hasta para ver una tienda. La que diseñó para Prada en el SoHo neoyorquino, un espacio donde el consumidor se siente una estrella aunque no compre nada.


Oporto inauguró su obra más relevante, La Casa da Música de Rem Koolhaas, un año después de que celebrase la Capitalidad Cultural. Aquí nos quedamos sin lo uno ni lo otro, pero tenemos mucho por delante. Un futuro en donde se quiere llevar al turismo de congresos a un espacio que, aunque transformado, fue cimentado por Arenal 2000 con el nombre de Miguel Castillejo –pesadillas REM del pasado-, y con vistas a dos grandes superficies. Una metáfora de las alucinaciones cordobesas, típicas de la transición entre el sueño y la vigilia. En realidad, de las promesas electorales. Ese sueño de la política que sólo produce monstruos.