blog - artículos, entrevistas, reportajes y crónica de marta jiménez

Fatalidad

 

 

 

En el fondo, Córdoba es una ciudad feliz. De las que te sigue sorprendiendo y te da las gracias una y otra vez después de que la hayan pisoteado 

Marta JiménezMarta Jiménez@radiomarta

Ignoro de donde viene tanta fatalidad cordobesa. Pero me fascina. ¿De un sentido de la dignidad mal entendido? ¿Será fruto de la bipolaridad que va del arrebato a la indolencia? ¿De la falta de acción? El colectivo Luneados lo clavó en su proyecto ‘Amo Córdoba/Odio Córdoba’: “Se puede amar una ciudad sin haberla visitado nunca. Pero para odiarla, tienes que haber vivido en ella”. Amén. Tan enconado se ha puesto últimamente el asunto que una siente que ha de pedir perdón por meterse en laberintos hiperlocales en esta mansa algarabía. Ni de lejos pienso hacerlo. Solo advertir que por ellos seguiré perdiéndome hasta el infinito durante este curso, eso sí, varios peldaños por debajo del amor y del odio. No ‘more’ dramas.

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BESOS PARA TODOS


María de Medeiros
Teatro Góngora
Viernes 17 de mayo.

Leo Montana, teclados
Ricardo Feijao, Bajo
Edmundo Carneiro, Percusión 


La historia de Hollywood está llena de actores y actrices que cantan y de cantantes que actúan. La políglota María de Medeiros pertenece al primer grupo por mucho que nunca deje de ser una actriz sobre el escenario, dando rienda suelta en la música a su europeísmo hablado y un eclecticismo que va de la bossanova al blues, pasando por el fado y el flamenco. El viernes presentó ‘Pajaros eternos’ en Córdoba, el disco en el que debuta como compositora, y dijo sentirse muy emocionada por cantar en la ciudad en la que lo grabó (en Eureka, el estudio de Fernando Vacas) y en donde se enamoró del salmorejo, de Bodegas Campos y del bar Automático.
En su vuelta a Córdoba con esos pájaros comenzando a volar, Medeiros transformó el Góngora en un cabaret  lleno de canciones en español, portugués, italiano e inglés, a cada cual correspondía un cuadro o ilustración de artistas como Mariscal, Marjane Satrapi o Juan Clemente, proyectándose como fondo de escenario. Un poema de Moravia, ‘Mi butto’ (me tiro), sobre una chica suicida que no acaba de suicidarse, y la ‘Balada del Suicidio’, de Pasolini fueron las que más conectaron con los tiempos modernos en una noche en la que hubo guiños...

LA NOCHE DEL ‘CASIOTONE’



Para quien siendo intolerablemente joven, o quizás ‘viejoven’, no conozca el palabrodel titulo, explicarle que se trata de un teclado ochentero y doméstico que imitaba el sonido de algunos instrumentos, además de poseer un indescriptible generador de ritmos. Como elemento cultural de una época, el cacharro no faltó en casi ningún hogar por lo económico, tecnológico y lo de moda que estaba. Seguro que habitó en los dormitorios adolescentes de Joaquín Reyes -quien lo confesó en su monólogo del viernes noche- y en los de Iván Ferreiro y los Love of Lesbian, a juzgar por la presencia de los teclados –profesionales ahora- por encima de todas las cosas en sus conciertos de Música Entre Las Flores.

El resistente minifestival arrancó esta edición en torno a la feria de la Fuensanta con varios fines de semana de espectáculos que se caracterizan por su diversidad. El primero estuvo dedicado al humor y al indie-pop. Reyes, que en realidad pertenece al indie-humor,  ofició de telonero de los músicos en plan ‘stand up comedy’, demostrando en vivo, sin maquillaje ni disfraz, por qué roza la categoría de referente generacional. Hubo risas, algo de dispersión manchega y menos gamberradas que las desplegadas en su última vez en Córdoba, en el ciclo ‘La Música Contada’, cuando despellejó el videoclip ‘Tengo’ de Queco. Su hit del viernes volvió a ser musical, viendo la cantidad de pantallas móviles alzadas grabando el archicoreado ‘Hijo de puta’, que, cada día, hay que decirlo más.
Ferreiro no tuvo buena compañía. Su voz flotó entre las fauces de unos monstruitos llamados graves que no lograron empañar las sacudidas emocionales que proyectan las letras del pirata vigués. Su concierto fue una especie de reproducción de ‘Confesiones de un artista de mierda’, un último trabajo recopilatorio y en vivo, pero sin artistas invitados. Bueno sí que hubo uno, Santi Balmes, teloneando a sus Love of Lesbian en ‘El equilibrio es imposible’. El gallego, esta vez sí y a diferencia de su concierto de hace cuatro años, tuvo guiños para los ex Piratas con singles como ‘Mi coco’, ‘Años 80’ o ‘Promesas que no valen nada’. Los energéticos ‘lesbianos’ cerraron la noche enviando globos sonda poperos sobre la Axerquía que el viento comenzó a dispersar por la madrugada cordobesa. La voz de Santi se coló por muchas de las ventanas abiertas de la ciudad y algunos cayeron en la etapa REM mezclado su inconciente con ‘Noches reversibles’ o los fans de ‘John Boy’, mientras el teatro al aire libre botaba con sudor y alegría.
Aunque ni la lírica de uno ni la excitación...

CORAZONES SALVAJES






























El concierto fue un sándwich entre All tomorrow’s parties de The Velvet Underground y Moonriver de Henry Mancini. La primera –escrita por Lou Reed y favorita de Andy Warhol- recibió a Amaral. Dos horas más tarde, las luces volvieron a encenderse con aquella suave canción creada para la voz de Audrey Hepburn, despidiendo mansamente al variopinto e intergeneracional público de la Axerquía. En medio, los nuevos Amaral, un dúo lleno de éxito y de credenciales que anda adaptándose a los nuevos tiempos a base de autogestión.

Su respuesta a la crisis ha sido la de crear su propio sello –Antártida– con el que han sacado su último trabajo y a través del que organizan todo en torno a una carrera que antes controlaba una multinacional. Naturalmente, el cambio se hace notar en un directo sin escenario sofisticado ni artilugios high tech, en el que dejan caer las máscaras de gato de aquella última visita en Vistalegre. Las han cambiado por la mirada de un lobo. La gráfica iconografía de ‘Hacia lo salvaje’, el título del último disco, proyectada en el escenario y que acompañó a la primera canción de la noche que define lo que sueñan: romper con lo establecido y vivir en absoluta libertad. Una vuelta a sus orígenes a base de guitarras más contundentes y oscuras, a lo que suman profesionalidad y madurez.

Sobre el árido escenario, tres músicos junto a Aguirre y a Eva: Jaime García Soriano como segundo guitarrista y Toni Toledo como batería (ambos exSexy Sadie), además del británico Chris Taylor al bajo. Los cinco forman un todo concentrado que sabe llenar los huecos que va dejando la exclusiva voz de Eva. Una fiera sobre el escenario. Presumieron de temas nuevos –el doloroso Riazor, la conmovedora Robin Hood, o el nuevo single, Hoy es el principio del final- intercaladas con las que van en la mochila: Moriría por vos, Días de verano o una acústica Sin ti no soy nada.

El final fue de traca. Una palabra gigante parpadeaba desde el fondo del escenario: Revolución. Eva, megáfono en mano, gritaba la canción del mismo nombre horas después del llamamiento a la manifestación tras los nuevos anuncios de recortes en las clases...