La anterior comisión de patrimonio ya tumbó el proyecto de desmontar la celosía
Vivimos en una época de sospecha, así que me desnudaré: Me gustan las procesiones. Contemplarlas me parece una experiencia estética de primer orden que se encuentra atada a mi ADN. Que los pasos entren en la Mezquita-Catedral es de una espectacularidad intransferible a otros templos, aunque no lo viva, como tantos, desde un punto de vista confesional. Esta celebración trasciende lo religioso pese a quien pese. Dicho todo, considero una barbaridad desmontar la celosía de Rafael de la Hoz y sustituirla por otra falsa con utilidad de puerta para los pasos.